A propósito de la partida física de Millán Kundera
Planeó su muerte mientras lo observaba tomarse un vaso de agua. Ya nada le causaba más alegría que la antesala a un mundo sin ese tipo tan despreciable por las calles. Su existencia de pronto empezó a tener un propósito inusitado: ahora su vida anodina cobraba otro color. La comida sabía mejor, ahora se arreglaba con esmero para salir y la amargura fue disipándose.
Practicaba con vehemencia el discurso fúnebre de su infortunado amigo al tiempo que ensoñaba a quiénes invitaría al velorio. Se paseaba por internet investigando sobre venenos, cuchillos, técnicas efectivas y rápidas. Incluso el séptimo arte le servía de inspiración.
Fue como empezó a ser más amable en el trabajo con el objeto de sus deseos. Le llevaba café, lo ayudaba con las tareas. La idea de que cada minuto con aquel tipo era el final llenaba de esperanza a nuestro protagonista. Ahora, la jornada de trabajo no era tan pesada: compartían el almuerzo, las hostilidades cesaron y una gran camaradería se instaló en la fábrica.
La mañana de aquel domingo todo el personal de la fábrica celebró un picnic, y el ambiente era de risas hasta que ese hombre se atragantó con un hueso de pollo cayendo en el suelo ahogado. La conmoción acabó con la fiesta, ante la mirada atónita de nuestro potencial asesino que contemplaba con estupor cómo la vida le arrebataba de las manos el placer de librarse de su mayor molestia.
La pesadumbre se adueñó ahora de quien fuera considerado el mejor amigo del difunto. Ya no había más razones para disfrutar habiéndose ido la única razón por la que valía la pena vivir.
La autora
María Eugenia Acero Colomine
(Caracas, 1977)
Traductora inglés–alemán por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Docente de idiomas en diversas académias e institutos. Periodista para la revista Épale CCS, con experiencia en medios como Radio Nacional de Venezuela, La Radio del Sur y Telesur. Autora de los poemarios Una y nos vamos (editorial Giraluna, 2021), De Milagro (La hoja de la calle, 2023), Protocolos para el olvido y Canela en rama (inéditos). Recibió talleres de narrativa y poesía en la UCV y el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).
IUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY