10/08/2023. Se habla mucho, pero es faramalla, digo yo, del trance del escritor ante la página en blanco. No me crean. Tal vez sí existan practicantes del oficio que se vean en situaciones verdaderas y no puedan superar ese momento frecuente. En fin, hay días mejores que otros y yo no soy nadie para desmentirlos. Sin embargo estoy convencida de que el verdadero aprieto para un autor es enfrentarse al hecho de tener 200-300 páginas escritas y no saber cómo terminará aquella historia. Eso sí que es una tribulación mayúscula.
La fulana página en blanco se derrota con disciplina y algunas argucias que hemos mencionado en artículos anteriores, y mucha planificación del trabajo de escritura. Es verdad que ayuda mucho la habitación propia de la que habla la maestra Virginia Woolf en su maravilloso ensayo, pero ese es tema para otra oportunidad. Lo que realmente va a lograr que demos con el desenlace de nuestra historia y que podamos de una buena vez escribir el punto final de la novela es que tengamos en cuenta lo siguiente:
1.- Planifica tu novela desde el principio. Personajes, fichas de personajes, historia, número de capítulos, lo que ocurre en cada capítulo. Conflicto principal, conflictos secundarios. Los giros en las tramas. El final, todo. Todo lo que puedas escríbelo en un cuaderno de notas. Ok, ya va, está bien, de acuerdo. En un archivo en tu computadora también sirve.
2.- Proyecta los capítulos intentando armar el esquema tradicional: Introducción-nudo-desenlace. Estos podrán llevar el orden que mejor te calce. A cada capítulo asígnale un número de páginas y esboza una breve oración descriptiva.
3.- Pendientes con los giros en la trama. Por lo general cada giro corresponde a un capítulo distinto, aunque como ya he dicho antes y no me cansaré de hacerlo, hay excepciones o cada cual lo hace a su manera. Pero yo que les digo: Cada giro en la trama, un capítulo.
4.- El final de una novela debe ser creíble. No intentes engañar al lector con salidas inverosímiles.
5.-. Es preferible escribir un final aunque no sea el definitivo. Atiende lo que te digo. A veces nuestro cerebro nos juega malas pasadas y nos monta tremendos quilombos internos que se nos pasan cuando tenemos una idea concreta, resuelta, establecida. Una vez liberados de la incertidumbre fluyen mejor las ideas y damos con el desenlace perfecto. ¡Que ni pintado! Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: El último encuentro, de Sandor Márais. Sin adjetivos ni elocuentes palabras. Un maestro de su tamaño no las necesita.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial
ILUSTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com