10/08/2023. De los boleros, en realidad una habanera, más emblemáticos de Omara Portuondo fue uno que escuché antes de ser invitado por el embajador cubano Norberto Hernández Curbelo por primera vez al Coloquio de Boleros de Oro en el festival del mismo nombre, al que asistí con el poeta Álvaro Montero.
No recuerdo exactamente el año, me suena 1990, pero lo que sí sé, fue que mi inspiración para escribir mi ponencia Poética del bolero, tuvo mucho que ver con los versos de la habanera Mariposita de primavera de Miguel Matamoros, bolereados por esa gran dama de la canción romántica, Omara Portuondo: “Mariposita de primavera/ alma con alma que errante vas/ por los jardines de mi quimera/ por los jardines de mi quimera/ como un suspiro de amor fugaz/... Donde el verso sencillo y la fina melodía sirven de paloma mensajera a un viejo amor que todavía deja sonar sus huellas en el costillar izquierdo y más que una paloma, lanza al mar una botella con una suicida súplica amorosa que muchas veces no importa que llegue a su destino... / Cuando te alejes a otras regiones/ llévale un ruego de adoración/ a aquel que un día me dio ilusiones/ que se trocaron en decepciones/ que aún llevo dentro del corazón/... / Yo quiero verlo para besarle/ con esos besos que tú a la flor/ das cuando quieres la miel robarle/ das cuando quieres la miel robarle/ para embriagarte cual yo de amor/ Mariposita de primavera/ dile a mi amado si es que lo ves/ dile que torne mi compañero/ a los jardines de mi quimera/ do tu no vuelvas jamás tal vez/... hasta esa construcción de español antiguo, dan fe de esta humilde opinión.
Esta canción es una habanera muy antigua, vale decir un tipo de canción originaria de Cuba a finales del siglo XIX. Bajo este ritmo lento y pausado, Matamoros escribió esta pieza que celebra la llegada de la primavera. Fue escrita, según Lázaro Morell de Madrid, en 1928 y grabada por primera vez el 29 de mayo del mismo año, en el segundo día de las primeras grabaciones que hizo el trío para la RCA Víctor, en Camden, New Jersey. El término habanera, cuentan los cronistas, se dio a conocer en el contexto creativo e interpretativo de la contradanza criolla.
Sin embargo, agrega que estamos ante uno de esos textos que, a pesar de estar registrado por Matamoros, evidentemente no fue escrito por él. La evidencia mencionada apenas necesita demostración. Léase sus entrevistas, escúchese la mayoría de sus canciones (con faltas de concordancia, vocabulario no excesivamente rico, rimas y métricas forzadas) y pregúntese si es posible que esa misma persona pudiera acometer la siguiente destreza: "...con esos besos que tú a la flor/ das cuando quieres la miel robarle...". Además, en todo el poema no hay una sola falla en la rima, lo cual es infrecuente en la canción popular cubana, y un manejo de la métrica no menos extraño.
De cualquier forma, lo destacable es que don Miguel haya tenido la inteligencia de adoptar las producciones de ese misterioso poeta que lo acompañó en varias ocasiones. En ésta, la sutileza de sentimientos mostrada, sin hipérboles ni tremendismos, logra su momento de mayor plenitud en los tres últimos versos, de sabor francamente clásico: "...dile que torne mi compañera/ a los jardines de mi quimera/ donde no vuelva jamás, tal vez". O como decíamos arriba, impresionaba la voz antigua: “Do tu no vuelvas jamás tal vez”.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098