17/08/23. Hay una frase de Hemingway que utilicé de epígrafe en El libro de los tratados publicado por Fundarte (2022), que dice: Todos estamos rotos, así es como entra la luz. Antes les había dicho que alternaría en este encuentro semanal, comentarios sobre los autores que han ejercido de maestros en mi experiencia literaria. Hemingway y Cortázar son unos principalísimos ejemplos y resultan frecuentes aliados de los narradores de mi generación y de la anterior a la mía.
El epígrafe intenta contribuir con la preparación del lector, que ya ha leído el título, y le advierte, le proporciona una pista, acerca de lo que se va a encontrar en las páginas que tiene en sus manos. Es el recurso más socio y desinteresado que tenemos los escritores. En el epígrafe escogido en el artículo de hoy, el que lee queda desarmado pues ha vislumbrado por una rendija, la existencia de una caja blanca que contiene el cuerpo de un infante. Los epígrafes, como la poesía, no funcionan si hay que explicarlos.
Los epígrafes de Cortázar que he utilizado en mi trabajo literario, son más nostálgicos pero igual de certeros a la hora de abonar algo de lo que está por encontrar el lector:
“A partir de ahora iba a ser diferente si usted lo quería, a partir de ahora seríamos dos para venir en las noches de lluvia, tal vez así sería mejor, o por lo menos sería eso, seríamos dos en las noches de lluvia”.
Por razones de espacio no daré más ejemplos y pasaré a mencionar las funciones que cumplen los epígrafes en un texto literario del género que sea.
1.- Nos anticipa el tema con el cual nos vamos a encontrar en el texto.
2.- Los epígrafes funcionan también como una sentencia, aportan certezas.
3.- Enfoca al lector en lo que pueda resultar a primera vista como algo abstracto.
4.- Los epígrafes que suelen estar escritos en una lengua distinta a la que está escrito el texto principal, le otorgan un plus de estatus y, en serio, nos hacen sentir cutres por no saber otras lenguas. Solo para escogidos, los demás, no importan. Ya, lo dije.
5.- Los epígrafes también proporcionan una idea de cuáles son los escritores referentes del autor.
6.- Hay escritores que utilizan el epígrafe como un recurso en sí mismo, en ocasiones se percibe un afán estético o de efecto excesivo. Es el caso de Rodrigo Fresán en la extensa trilogía que componen las novelas La parte inventada utiliza quince epígrafes, La parte recordada seis y en La parte soñada ocho.
7.- Finalmente, no por ello menos importante, los epígrafes son un recurso que además de lo ya enumerado, indica el tono general del texto al cual precede.
Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: Hoy les voy a recomendar un cuento del escritor argentino Federico Falco: El hombre de los gatos.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial
ILUSTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com