17/08/23. La semana pasada te hablé de cómo las personas que empiezan a trotar, de pronto pasan a ser feligreses de una extraña iglesia. Pero los cambios espirituales que pueden experimentarse de resultas de correr no necesariamente son de corte religioso. Pueden ser más personales, más iluminados desde lo interno, más álmicos, si se me permite utilizar la palabra.
De algo debemos estar seguros: trotar o correr puede ser un simple ejercicio físico, pero lo habitual es que tenga repercusiones en la esfera mental (como ya lo hemos visto) y si se practica lo suficiente -y se tiene la predisposición anímica-, igualmente puede llegarnos a lo más esencial, a la médula de nuestro ser.
Me imagino a los corredores netamente físicos haciendo comentarios burlescos sobre el final del párrafo anterior. Y los comprendo, porque andar sudando la gota gorda en un entrenamiento de 6 x 800 en una soleada mañana caraqueña no parece algo muy místico que se diga, sino una experiencia tremendamente carnal y terrenal. Pero es sorprendente la cantidad de trotadores y corredores que tarde o temprano experimentan sensaciones de elevación, de plenitud, de despertar espiritual (insisto, al margen de lo religioso).
Los escépticos y los positivistas científicos dirán que se trata de un simple asunto de bioquímica. El ejercicio activa una serie de circuitos corporales que normalmente están dormidos, vegetativos o lo que sea, y estos envían señales al cerebro, que las traduce en sensaciones de iluminación y felicidad desbordada.
Bueno, tú podrás interpretarlo de la manera que mejor se acomode a tus creencias y conocimientos, pero me atrevo a apostar que, de una forma o de otra, tendrás la vivencia de esta especie de Nirvana, una fusión con lo divino.
Desde luego que se hace necesario advertir que no se trata de una fórmula mágica. No es que te levantes una mañana y digas: “Voy a Los Caobos a correr mis cuatro kilómetros y a alcanzar el éxtasis”. No funciona así o, al menos, no he perfeccionado la técnica para invocar esos estados voluntariamente. Pero, de todos modos, inténtalo.
Pasos y zancadas
Proponen homenajear a “Armandito”. La alcaldía de la capital zuliana ha recibido la propuesta de dedicar la próxima edición del Maratón Ciudad de Maracaibo a Armando Serrano Montilla, “Armandito”, un joven con síndrome de Down que militaba en el Club Team Runner JF y había sido el único en su condición en participar en la versión de la carrera del año pasado. Armandito, tristemente, falleció arrollado por un rústico mientras entrenaba para el maratón.
[Próxima entrega: Cuestión de estilo (VI): Más sobre cambios laborales en el trotador]
POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ • @clodoher
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jadegeas