31/08/23. Si nos ponemos fundamentalistas, es posible que el cambur constituya el eslabón perdido de la historia de la evolución. A fin de cuentas, se dice que descendemos del mono. El cambur nos ha acompañado desde el principio de los tiempos, y en esta época distópica se hace más vigente que nunca. Muchos pueden advertir que el fenómeno es consecuencia del bloqueo, pero no: se trata de una tendencia mundial que nos obliga a cazar más de un medio de sustento para subsistir con lo mínimo. Así, nos encontramos con que un ingeniero con doctorado hace de taxista, de payasito en los cumpleaños, community manager, doble de películas de acción, niñero y repostero en sus ratos libres mientras da clases en la universidad y se parte el lomo en una contratista.
El llamado del sistema apunta a que todos nos convirtamos en emprendedores, y nos hagamos dueños de nuestro tiempo. Se nos bombardea constantemente para que seamos "libres" del yugo salarial y alcancemos la libertad financiera. Así, tirios y troyanos nos hemos lanzado a una cruzada sin cuartel que nos ha deconstruido un montón de prejuicios que antes existían en torno al trabajo y la profesión. Esto nos ha impulsado a romper patrones laborales en la búsqueda de una mejor calidad de vida. El lado positivo de esta realidad es que los oficios se han reivindicado: ahora son vistos con mayor prestancia y respeto. Antes, considerábamos más decentes a las personas con un título universitario, y hoy en día muchos prefieren aprender a poner pestañas punto por punto que redactar un artículo científico arbitrado.
ESCLAVITUDES MODERNAS
Lo que alarma de esta medida desesperada es que hechos los locos estamos volviendo a ser los esclavos que en el pasado exterminara Rockefeller por haber protestado en defensa de sus derechos. Ya no trabajamos ocho horas al día, sino que no tenemos horario. El tiempo de descanso y esparcimiento con nuestra familia está limitado a la cantidad de tigres que debemos matar y, lo que es peor, en casi ninguno de esos trabajos informales tenemos derechos sociales.
Se hace urgente redimensionar el espectro legal de la gran variedad de cambures que el ciudadano de a pie está cazando. Es un hecho que todos asumimos más de una responsabilidad laboral hoy en día. Hace falta que las leyes puedan protegernos mejor para no ser sobre explotados y recibir algún tipo de compensación social por nuestro tiempo y esfuerzo. De lo contrario, el multicambureo pudiera representar el exterminio de la raza humana por atentar contra nuestra salud física y mental.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ