01/09/23. Se encuentran Umberto Eco, Calderón de la Barca y Albert Einstein alrededor de una mesa pequeña, redonda, sentados en unas sillas comodísimas, bajo una luz que quiere ser de primavera. Al fondo se proyecta una reproducción de la fachada de la Basílica de San Marcos. Umberto paladea su segundo güisqui; Albert, que se había bebido una pinta de cerveza cuántica, tiene frente a él una enorme taza de café negro a la que ataca con sorbos pequeñísimos. Pedro bebe una copa de vino con mucha cautela, no vaya a ser que se violente y provoque una riña. Los tres lucen un poco aburridos. Pareciera que no saben que decir.
Alguno de esos que, lamentablemente nunca faltan, creyéndose protegido por la oscuridad y su convicción, gritó sabiondo y prepotente: ¡Eso es una enorme mentira!… ¡Esa reunión es falsa y todo lo que se desprenda de ella será tan falso como la reunión misma!
Los tres hombres de la mesa se miran sorprendidos, miran hacia el público y explotan en una enorme carcajada. Tratando de controlar la risa logran alcanzar cierta sindéresis. Luego cruzan miradas, miran de nuevo hacia las butacas y ríen tratando de ocultar un inevitable desdén por la persona que había vociferado semejante dislate.
Umberto Eco: El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda.
Calderón de la Barca: (Sarcástico) Es muy puntual el diablo.
Albert Einstein: Todos sabemos que la luz viaja más rápido que el sonido. Es por eso que algunas personas parecen brillantes hasta que las escuchamos hablar.
La charla continúa sin más interrupciones, siempre alrededor de la verdad. Coinciden en que la estupidez y la mala intensión son dos demonios que hacen difícil diferenciar lo cierto de lo falso. Albert y Pedro se muestran de acuerdo cuando Umberto asevera que, sin embargo, la verdad es más que una creencia o una percepción. Los personajes se van a su tiempo y cae el telón…
Entonces, recuerdo a aquel periodista que hace unas semanas pretendió retomar las arremetidas comunicacionales de hace unas décadas, tratando de hacer parecer como verdad jamás tocada por la duda, todo ese odio que hiede a propaganda. La matriz mediática sugiere que lo botaron -a esa persona brillante- porque el entrevistado es chavista. Tengo la sensación de que este individuo será transformado en héroe… Ya lo sabemos: el diablo es muy puntual.
POR RODOLFO PORRAS • porras.rodolfo@gmail.com
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • (0424)-2826098