31/08/23. Suenan las primeras notas melancólicas de una guitarra. Luego, se escucha una voz que parece que estuviese arrullando: “este invierno ya se acaba, y ya no estás aquí. Comienzo un nuevo ciclo. Te recuerdo brillante en el atardecer y se sienten tan lejos todos nuestros recuerdos”. La chica sigue sentada con su instrumento, vestida de negro, con lentes grandes, muy vintage; y el cabello corto y teñido de rojo y castaño oscuro. Es la cantautora Aída Rojas, quien ofrecía ese día un recital. Su presentación la empezó con el tema Jardines.
La joven pertenece a la nueva generación de creadores que hacen su propia música. Las canciones de Aída son sencillas, no hay rebuscamientos ni planteamientos filosóficos. Son letras que se pueden captar desde el primer momento. Sus composiciones son una suerte de confesiones.
“Acudo a la melancolía, al recuerdo, la esperanza, a esa sensación como de escribir cartas de amor, como si mi música fuesen cartas. Busco lo más directo posible y la poesía también; pero busco lo conciso, lo directo”, dijo con esa voz suave que la caracteriza.
Aunque el local era pequeño, estaba lleno. Como unas doscientas personas acudieron a la cita íntima de Aída. Y es que el público de los cantautores emergentes suele ser minoritario pero fiel. La intérprete continuaba deleitando a sus seguidores en medio de un ambiente acogedor y familiar.
La autogestión es la vía
Aída Rojas tiene veinticinco años y es de la parroquia Santa Rosalía, Caracas. Sus inicios en la música fueron desde muy muchacha cuando estudiaba en un colegio católico. Su señora madre vio en ella algunos indicios artísticos y la puso a estudiar cuatro y guitarra. En ese momento ya la joven tenía inclinación por el canto. En el bachillerato comenzó a participar en concursos y a componer.
El período de la pandemia covid-21 permitió la consolidación de los cantautores en América Latina y el mundo, ya que el lugar de habitación fue el refugio perfecto para la creación. De igual forma, Aída aprovechó esta circunstancia para hacer más canciones. “En pandemia continué, y comencé a hacer cosas por mi cuenta, sin intermediarios, para tener más control creativo, y pienso que grabar en crudo es algo muy especial para mí. Todo ha sido autodidacta, nada de teoría musical, tuve clases de guitarra y después seguí yo sola”, señaló.
El trabajar de manera casera es especial para los cantautores porque les permite tener libertad en todos los sentidos. “En mi casa estaba la influencia de Julio Jaramillo, José José, Rocío Dúrcal, Camilo Sesto. Cuando pienso en el tipo de cosas que quiero transmitir, vendría siendo como una mezcla de calma y drama, que es lo que estos cantantes me transmiten”, afirmó a propósito de sus influencias. Y es que, sin duda alguna, la canción romántica es la fuente de inspiración de la joven intérprete, cuyo estilo es bastante minimalista: siempre está con una guitarra y, a veces, con un tecladista invitado. Es una propuesta de canción de autor en acústico.
“Trato de acudir a la nostalgia, al romance, porque estaba muy influida, en mi caso, por las rancheras, por las baladas, y de ahí viene mi educación; y después fui conociendo música hecha aquí como La Pequeña Revancha, Americania, Recordatorio, y esas fueron otras influencias”, agregó.
Hasta ahora, la artista tiene dos Ep: Las luces (2020) y Pétalos de atardecer (2022), y se encuentra produciendo su primer disco Jardines. Sobre su proceso creativo, afirmó: “Yo tomo muy en cuenta lo que veo, siento, pienso, porque un hecho mínimo de no sé, yo voy caminar a tomar sol, me puede servir para mi composición”.
POR MERCEDES SANZ • @mercedes.jazz
FOTOGRAFÍAS MERCEDES SANZ • ELLIE NOCTIS • GABRIELA HERRERA