19/10/23. En el año 409 a.C., Sófocles escribió la tragedia Filoctetes. La obra aborda un fragmento de la épica del héroe griego, quien le da el nombre a la tragedia.
En la primera parte Ulises engatusa al hijo de Aquiles, Neoptólemo, para que éste, a su vez, engañe a Filoctetes, le robe el arco y las flechas que en algún momento fueron de Hércules, ya que la única manera -según el oráculo- de poder invadir a Troya era utilizando esa arma letal.
El primer ardid de Ulises es enseñarle al joven que para lograr sus objetivos políticos y bélicos hay verdades que no se pueden ocultar, entonces, irremediablemente deben ser expuestas; que hay asuntos sobre los que hay que guardar silencio y que existen mentiras que es necesario decir.
Verdad, silencio y mentira -entonces- son parte de un mismo engaño. Así que todo adquiere la misma degradación ética. Todo esto bajo la sempiterna excusa del bien mayor.
Cuando los gobiernos que operan al servicio de las grandes empresas del planeta, deciden invadir, bloquear, desprestigiar a un país, siempre actúan a cuenta del bien mayor: léase la justicia, los derechos humanos, la libertad o el sufrimiento del pueblo por culpa de los gobernantes, a ser asesinados o depuestos como paso a seguir. También puede que, por razones desconocidas o por cinismo puro y duro decidan no ser tan cursis y simplemente argumenten la “Razón de Estado”. Un sinónimo de “bien mayor” acuñado por Maquiavelo unos dos mil años después de presentada la pieza de Sófocles.
En la tragedia Filoctetes, el engaño de Ulises no llega a concretarse y se “ve obligado” a acudir a la violencia. Pero es entonces cuando aparece una potencia superior. En este caso el mismísimo Hércules, quien, a punta de músculo y de poder divino, ordena la pea a favor del bando de los aqueos en detrimento de los troyanos. De manera determinante, se le agrega a la verdad inevitable, al silencio oprobioso y a la mentira elaborada, otro jinete: La fuerza mayor que puede ser un noble sentimiento, pero casi siempre es una batería de misiles.
La afrenta contra Venezuela, a consecuencia del petróleo que necesita la Exxon en el Esequibo, la “defensa” de los derechos humanos, por parte de la OTAN en Ucrania o la inminente masacre en Palestina, son granos del mismo e inmenso arenal del bien mayor que esgrime el poder económico mundial.
¿Podríamos llamar “bien mayor” o “fuerza mayor”, a que Guaidó se le haya dictado auto de detención cuando ya está fuera del país o que no se sepa nada de los miles de millones que nos han sido arrebatados? ¿O se podría llamar “odisea” a ciertas astucias?
POR RODOLFO PORRAS • porras.rodolfo@gmail.com
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • (0424)-2826098