26/10/23. Escribir no es una actividad que todos los días resulte sencilla. Pues plantear ideas sobre una hoja, poner de manera correcta a sucederse las palabras es la parte más sencilla de este oficio. El tema está en el ánimo, las ideas y el propósito. Escribir, por ejemplo, en esta encrucijada entre las artes, la historia y los derechos, es empujar una piedra. Una, que me recuerda las líneas de Camus porque siempre vuelve a caerse y hay que ir tras ellas, como le tocaba por castigo a Sísifo y nos corresponde a todos los que albergamos la esperanza de otro mundo.
La razón por la que hay que plantarse por los derechos de las mujeres es sencilla. Siendo la mitad y a veces un poco más de la población, no tienen la mitad de los derechos, ni de los privilegios, y, enfrentan retos particulares como las menstruaciones, la maternidad y que el espacio doméstico sea cárcel e incluso a veces, el espacio que las llevará a la tumba. Los problemas son materiales, reales, concretos y a veces parecen universales.
En la medida que las crisis se profundizan, los derechos de las mujeres vuelven a caer, justo como la piedra. Estos procesos además le dan más duro a quien está mas débil. En primera línea, a las muchachas que no han dejado ni siquiera de ser niñas y que están, por ejemplo, en el punto más alto de los barrios más empinados de Caracas. Esa tierra, tan capitalina como rural, donde el embarazo se sucede desde que la madre es aún una niña.
¿Qué consecuencias físicas y mentales tiene un embarazo adolescente? ¿Cómo tratar embarazos que se dan antes de la edad legal de consentir? ¿Cómo omitir la poca asistencia que reciben o la tendencia a situaciones endogámicas? ¿Cómo evitar socialmente que ocurra? ¿Cómo atender socialmente a quien ya está en esta situación?
Es por eso que no lograba escribir. Tengo veinte horas buscando cuál es el adjetivo que corresponde a una mirada -que parece que no mira- de una muchacha que creo que no tiene ni quince años, con un bebe en brazos y otro en el vientre, que parece que está puesta porque no está, no está en aquel lugar y parece que tampoco está en nuestros pensamientos.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta