08/12/2022. De pronto se abre el ascensor y es un día cualquiera. Tan cualquiera que seguramente es miércoles. La gente se saluda. Llevan los brazos llenos de loncheras y morrales. Pegados a las paredes hay una escalera de pequeños arrastrados a un aula que los espera demasiado temprano. Las miro, estoy rodeada de mujeres.
Hace mucho tiempo que se ha vuelto un lugar común decir que en Venezuela no estamos listos para discutir temas de familia. No tan solo sobre la justa demanda de las parejas diversas sino sobre todo el universo. Queremos creer que la familia tradicional, casada y estable, es la realidad. Debe ser quizás, que en mi edificio las cosas no son así o que esto es mentira y hay muchas formas de hogares.
Entre ellos los compuestos por mujeres que le echan pichón solas. Bien porque han estado solas desde la gestación o porque más adelante así pintó su suerte. Curioso –o no- es que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) nos dijo, en 2013, que hay un gran porcentaje de hogares donde no hay figuras masculinas y que cuando estas existen, en un 75% tienen compañeras mientras que solo el 29% de las jefas de hogar tienen un compañero.
Del interés sociológico a la dimensión de los derechos, el tema es espinoso. Culturalmente seguimos en un mundo de paternidades irresponsables y de maternidades a las que se les exige todos los sacrificios, incluida la renuncia al desarrollo profesional, a la libertad individual, a la prosperidad económica y a la vida sentimental.
Así, sobre miles de mujeres en Venezuela pesa el tener que aceptar que los hombres son así. Por eso, ellas tienen que asumir y renunciar a la esperanza de las cargas compartidas y, muchas veces incluso, a que asuman parte de los gastos. Esas mujeres chocan con un sistema que no las defiende y una cultura que les reclama si exigen. ¿Es un pesado lastre esta combinación del arquetipo de madre perfecta, la permisividad con los hombres y la lentitud de las leyes para entender las realidades? Así parece.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta