02/11/23. Más allá de los amores que nunca pueden olvidarse, ocurre una situación muy común de romances que nacen de la amistad y se vuelven amores. Para ellos, hay un clásico de los boleros titulado Algo contigo de Chico Novarro, nombre artístico de Bernardo Mitnik, todo un personaje del tango y el bolero, que escribió casi seiscientas canciones, obras de teatro y música para shows y películas, y como nos cuenta Karina Micheletto: “En los ’60, en el mismo día cantaba con Palito Ortega en el Club del Clan y a la noche estaba tocando jazz con Gato Barbieri”.
Para esos casos de quienes quieren ser amigos con derecho, de quienes se tienen ganas, nada como: “Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo/ Y es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo”… Pero el cuento bueno de cómo surgió este canto amoroso, lo conseguimos en un podcast de Carlos Polimeni en ‘Canciones con historia’ basado en un pasaje de su autobiografía Algo conmigo, y Polimeni se hace la pregunta: ¿Hubo una o dos musas detrás de Algo Contigo?, pero oyéndolo bien pareciera que fueron tres las culpables de tan hermosos versos. Resulta y acontece, como dicen los comentaristas de farándula, que una vez estando de novio con Norma, una joven estudiante de psicología, fue a un concierto de dos jóvenes artistas, y después del show Chico saludó entre bambalinas a una actriz muy hermosa, y Norma le dijo perspicaz o algo celosa: “Esa mujer quiere algo con vos”.
En otro libro llamado Con todas las letras, cuenta que meses más tarde volvió solo al espectáculo, al finalizar fue a los camerinos a saludar a la misteriosa actriz, y al fragor de un desperfecto mecánico del carro, la ayudó y la acompañó a su casa, y ella en agradecimiento lo llevó a la suya. No la volvió a ver, pero escribió las primeras dos estrofas: “Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo/ Y es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo”… pero como diría otra canción hubo una tercera persona. Porque la verdadera historia ocurrió con Lissette Álvarez, cantante cubana que había hecho carrera en Puerto Rico, la conoció en Buenos Aires, y le cedió varias de sus canciones. Y como ella solía presentarlo como su amigo, él le decía: “Qué lástima que sólo puedo ser tu amigo”, Novarro había guardado las dos primeras líneas, hasta que las completó en 1976, y de allí salió la canción definitiva.
“Ya no puedo acercarme a tu boca/ Sin deseártela de una manera loca/ Necesito controlar tu vida/ Saber quién te besa y quién te abriga/ Y hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo/ Y es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo/ Ya me quedan muy pocos caminos/ Y aunque pueda parecerte un desatino/ No quisiera yo morirme sin tener/ Algo contigo”.
¡Llévatela Erasmo Sánchez!
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098