09/11/23. Si existe dentro del feminismo un libro tan citado como El Capital por los comunistas, es El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir. Esta obra contiene las ideas que posteriormente permitirían distinguir el sexo del género, en tanto, reflexiona cómo la feminidad no deviene del hecho de haber nacido mujer sino de haber sido criada como tal.
Simone es en sí misma un personaje maravilloso. Hija de las familias privilegiadas de Francia, pero durante una mala racha, hace de Sartre el compañero de su vida. Una relación en la que la maternidad no se da y cuyas reglas permiten la extensión de lo sexual y afectivo a un grupo de personas. En especial, los considerados la familia y a las no pocas estudiantes, admiradoras y seguidoras de Jean-Paul.
¿Es Simone más importante para la filosofía que Jean-Paul? ¿Es necesario o al menos válido hacernos esta pregunta? La verdad es que muchos se la han hecho. Jean es un señor padre del existencialismo, una corriente fundamental del pensamiento del siglo XX y aunque Simone cambió la manera de pensar la humanidad mediante un trabajo sistemático de denuncia de las rendijas -a veces verdaderos cráteres- por los que se establece la discriminación y la violencia contra la mujer, ella misma no se definía como filósofa.
Simone combina varios espacios, incluidos la literatura y su autobiografía, con la militancia activa y protagónica en las causas en las que creía, desde el socialismo, el rechazo de la guerra, la vida asociativa para defender los derechos sexuales y reproductivos e incluso en algunos temas muy polémicos en su contexto como la guerra de Argelia.
En su pensamiento, la maternidad es el elemento central de la diferencia de géneros y también la causa fundamental de la esclavitud y de la invisibilidad de la mujer pues toda su existencia se justifica en que se convierta en madre de unos hijos a los que ella debe su vida. Por ello, la capacidad de decidirla, de programarla e incluso de rechazarla son actos que van más allá de la simple decisión porque son determinantes de todos los aspectos de la vida de una mujer. Al tiempo que la existencia de la mujer debe separarse de la entidad de madre porque es la única manera en que se constituye en un sujeto en sí mismo. Bueno, eso parece que dice el libro que todos citan pero nadie ha leído.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta