08/02/24. A raíz de un intento frustrado para un ciclo de boleros en La Estancia de Maracaibo, en el marco de la exposición de Frasso, direccioné el material sobre la historia del bolero en Cuba para mi programa de Radio Nacional e investigando sobre el filin encontré a Francisco Fellove Valdés, carismático cantante, bailarín y compositor, que de veras me ha impresionado mucho este mulato nacido en el barrio de Colón de La Habana el 7 de octubre de 1923. Fellove fue un visionario y un creador innato, fue de los primeros en introducir el scat en la música cubana, no olvidemos que el scat es un tipo de improvisación vocal, generalmente con palabras y sílabas sin sentido, tratadas como instrumentos. El scat permite cantar melodías y ritmos improvisadamente, iniciado por Louis Amstrong Heebie Jeebies alrededor de 1926. “El scat en el estilo de Fellove se puede apreciar en muchas de sus grabaciones y se caracteriza por utilizar melodías con fuerte intención rítmica donde combina elementos de rumba, de son, de bolero o de inflexiones de rasgos jazzísticos, pero con una sólida base de las acentuaciones de la música cubana. En muchas de sus canciones Fellove incorpora vocablos de su propia invención pero que dentro de un contexto sonoro alcanzan un significado rítmico y tímbrico muy pegados a las raíces afrocubanas” (Worldwide Cuban Music).
Ya hemos dicho con Benito Mieses en la radio, lo impresionante de este extraordinario músico que cantaba como Rolando Laserie, Chivirico Dávila, Monguito y hasta el propio Ismael Rivera, mucho antes que todos ellos, lo que puede sugerir buenas influencias. A los diecisiete años compuso Mango Mangüe, inspirada en un pregón callejero y la escribió en la casa de su gran amigo el Niño Rivera, de las mejores versiones, la del propio Fellove con Chucho Valdés, en la cual por cierto, repite varias veces, el "azúcar" de Celia Cruz. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. De Mango Mangüe dice Fellove: “Ese fue el número que más le gustó a la gente, bueno, a mí me gustó hacerlo porque fue una inspiración mía, en Cuba había una onda de que los vendedores de frutas tenían su carreta y salían con mango, papaya, piña y se ponían hacer pregón ‘llegó el manguero…' y yo tenía una guitarrita y me puse a cotorrear y al ver a ese tipo pregonando, se me ocurrió decir: ‘Mango, mango, mango, mango, mango, mangüe’ y empecé a escribir y agarre la onda y salió el número, entonces, el primero que me grabó ese número fue Miguelito Valdés y después la Sonora Matancera con Celia Cruz, me lo grabó Pacheco, me lo grabaron varios artistas en Europa y mucha gente en distintos países”.
Llegamos a Fellove como ya lo he dicho por el bolero de José Antonio Méndez Y decídete mi amor que derivó en Déjala que siga por Lavoe y el Conjunto Libre, confieso que no lo conocía y comienzo a descubrir que era un adelantado a su tiempo, y tal vez por eso mismo no tuvo éxito en Cuba, aunque sí logró conectar con el filin, gracias a su amigo José Antonio Méndez. La historia es que José Antonio se lo lleva a México en 1955, y de allí en adelante la vida le cambió.
Era tan osado que acabo de escuchar un twist tropicalizado Sagcuiri que es una maravilla; grabó una versión tropical del famoso tema de Sting Walking on the Moon, que aunque no la encontré debe ser otra maravilla, y otro cuento que no hemos contado, es que cuando llegó Matt Dillon a grabar el documental El gran Fellove, le iban a grabar un disco, y él quería ¡que fuera de rap! ¿Qué tal?
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098