20/03/2023. Por el biógrafo Gerald Martin conocemos que Gabriel José de la Concordia García Márquez, inició el largo viaje a Bogotá que incluyó la embarcación fluvial “David Arango” hasta Puerto Salgar que de por sí, fue toda una aventura. En el buque de rueda de madera iban otros jóvenes costeños que viajaban a la capital igualmente a estudiar, lo que convirtió el viaje en una ‘fiesta flotante’ donde cantaba boleros, vallenatos y cumbias para entretenerse y ganarse algunos pesos. Uno de los pasajeros, impresionado por cómo cantaba Gabito, el abogado de la Costa Adolfo Gómez Támara, devorador de libros, entre ellos El Doble de Dostoievski, que le regalaría a cambio de la letra de un bolero para cantárselo a su novia en Bogotá, resultaría ser un ángel protector del joven estudiante.
Ya en la capital, haciendo la larga cola de dos manzanas para solicitar becas en el ministerio de educación, sintió que le tocaron el hombro y era Gómez Támara que resultó siendo el director nacional de las becas de educación, quién se lo llevó directo a su despacho “sin pasar por Go ni pagar 200”, le hizo el trámite, y así el sortario García Márquez seguiría sus estudios internado en el liceo Nacional de Varones de Zipaquirá que funcionaría en el antiguo colegio San Luis Gonzaga, en donde se haría famoso por sus espantosos sueños despertando a todos con sus gritos nocturnos, y también desarrollaría su afición a los boleros.
Los estudiantes costeños no perdían oportunidad para organizar fiestas y conocer muchachas, una de ellas fue Berenice Martínez, cuenta Martin, “que se enamoraron a primera vista y que, por encima de todo, compartían el entusiasmo por los boleros, entonces en boga, que se cantaban uno al otro, mientras duró el romance”. Culminado el bachillerato, le tocó decir las palabras finales para el cual dijo: “Yo no vengo a decir un discurso”, seguramente en la celebración debió mandarse un bolero, pero lo cierto es que se inscribió en la Universidad Nacional para estudiar Derecho, hasta el 9 de abril de 1948, cuando ocurrió “El Bogotazo” por la muerte de Gaitán, y volvió a su adorada Costa.
En Cartagena comenzó a trabajar en El Universal, en una de ésas debió viajar por trabajo a Barranquilla, y por esas cosas de la bohemia fue acogido por el “Grupo Barranquilla”, incluido el editor adjunto de El Heraldo, que también lo contrataría posteriormente, pero en medio de una noches de copas, ya en el burdel de La Negra Eufemia. “Allí García Márquez selló su triunfo personal y su vínculo con el Grupo, cantando mambos y boleros por más de una hora”.
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ • 0424-2826098