20/02/24. En un mundo donde todo es subsumido por las lógicas del consumismo, en un mundo donde parece ser más valioso abandonar los estudios y ponerse a trabajar, como de hecho, muchos jóvenes han tenido que hacerlo, hay, sin embargo, una constante: un esfuerzo sostenido con, no digamos, las uñas, sino con muchas otras personas, familiares, amigos... para que, al menos uno, en el mejor de los casos, puede ingresar a la universidad y enfrentar el desafío de una licenciatura, cuando no, una de las llamadas carreras técnicas.
Son variadas las experiencias que en nuestro país recorren y nutren la vitalidad de lo que somos como venezolanos. Una de ellas es la que he venido conociendo desde hace unos cuantos años. Se trata de Génesis Canelo, una joven carabobeña cuya biografía es paradigmática, sobre todo para quienes, como nosotros, le seguimos apostando no sólo al estudio y a la dinámica universitaria, sino también en un sentido más amplio, al país.
Más allá de cualquier tinte político, la vida de esta joven bien pudiera ser uno de los muchos epígrafes que pudiéramos colocarle al poema Vuelta a la patria, que sigue siendo consigna de la política gubernamental para el retorno de miles de venezolanos que se han estrellado al pensar, están en todo su derecho, de que podían lograr una mejor vida más allá de nuestras fronteras nacionales…
El siguiente, es un pequeño fragmento de esa experiencia que, al menos a mí, me llena de esperanza.
¿Cuéntanos Génesis, cómo te inclinaste a estudiar eso que estudias ahora y cómo te incorporas a la universidad?
Desde muy pequeña me interesó el área de la salud y la verdad nunca me ha llamado la atención otra área. Al cursar el quinto año de bachillerato empieza el proceso de asignación de carreras por la OPSU (Oficina de Planificación del Sector Universitario) a universidades públicas. A pesar de que tenía un promedio bueno sabía que no era suficiente para ingresar a la Universidad de Carabobo a estudiar medicina, por lo cual realicé muchos cursos que te preparaban para presentar la prueba de admisión.
Cuando salen los resultados de la OPSU me llevo la sorpresa de que no pude ingresar en medicina pero que había quedado seleccionada para estudiar odontología, una carrera muy bonita que nunca estuvo en mis planes, pero como era del área de la salud le di la oportunidad y empecé a estudiar.
¿Y cómo fueron esos años de estudio?
Me tocó estudiar durante los años 2016, 2017, 2018, los años más fuertes acá en Venezuela. Estudiar en una universidad pública era un reto por el tema de los paros universitarios. Muchas veces duré más de seis meses sin ver clases, no había transporte y yo vivía muy retirada de la universidad…
Una de las anécdotas que hoy en día recuerdo con mucha nostalgia fue una vez que me tocó caminar desde el puente de Bárbula hasta la avenida Lara y de allí tomar un camión hasta mi casa parada, porque no habían autobuses, por la situación del país...
Todos los días era un reto llegar a la universidad: tenía que tomar hasta cuatro autobuses por la escasez que había de recursos, los autobuses no realizaban rutas largas y la cantidad de gente no era normal…
En esa época empezó la emigración, las cosas acá empeoraban y en mi mente estaba que iban a pasar muchos años para graduarme por los paros que había ese momento…
¿Y qué hiciste?
Decido salir del país y adoptar uno nuevo como mi hogar, y fue el caso de Perú. Llegué allí un 12 de agosto del 2018, un país con una cultura increíble y que siempre estaré agradecida porque me abrió las puertas, y me dio la oportunidad de crecer personalmente y ver el mundo de una manera distinta.
¿Cómo fue esa experiencia?
Al principio no fue fácil adaptarse al horario de trabajo de allá, adaptarse a la cultura, comida y muchas cosas más…
Duré casi dos años trabajando de niñera, lo cual no me molestaba porque me gustan mucho los niños. Tenía unos jefes increíbles que siempre los recuerdo con mucho cariño, siempre me decían que siguiera estudiando, que estaba joven, que no abandonara eso. Lo cual lo vi un poco complicado porque trabajaba casi todo el día… ¿Y en qué tiempo iba a estudiar?
Sin embargo, siempre por curiosidad preguntaba el costo de las universidades y era un poco elevado, además estudiar una carrera amerita tiempo el cual yo no tenía, por lo cual decidí sacar esa idea de mi mente y seguir trabajando sin pensar en nada más.
¿Y qué hiciste?
A los dos años de estar en Perú decido mudarme de estado y justamente empezó la pandemia mundial, una época muy fuerte, pero gracias a Dios nunca me faltó nada. Dios siempre estuvo conmigo.
A raíz de la falta de trabajo que había empiezo a trabajar de manera independiente: vendía helados, un trabajo que nunca me imaginé realizar, pero que me resultó bastante. Me fue muy bien, aunque era muy agotador sentía que era el trabajo que me permitía cubrir mis gastos y ahorrar. Ya trabajando un año de manera independiente, siempre pensando en el futuro, no me imaginaba toda mi vida trabajando lo mismo, quería algo más, quería una profesión, la verdad sin pensarlo mucho, en menos de un mes tomé la decisión de regresar a Venezuela.
¿Cómo fue ese proceso de retorno a tu país?
Llegué a Venezuela en Octubre del 2021, encontrando una Venezuela totalmente diferente, a pesar de eso me costó adaptarme ya que por casi cuatro años Perú fue mi hogar. En diciembre decido estudiar, pero la verdad no quería en una universidad pública (a pesar de que tenía el cupo allí congelado), porque venía con la mala experiencia de los paros universitarios.
Decido buscar información sobre la Universidad Arturo Michelena (UAM) para estudiar fisioterapia ya que era otra carrera que me llamaba la atención. Incluso en el 2018 cuando decido congelar odontología, realicé la prueba de admisión en la UAM para fisioterapia en el cual quedé seleccionada, pero ya había tomado la decisión de irme.
En diciembre ya había empezado el nuevo semestre, que terminaba en mayo del siguiente año, por lo cual tuve que esperar ese tiempo para poder ingresar.
Cuando llega el mes me inscribo y empiezo a estudiar. Estudiar en una universidad privada económicamente es más fuerte por los pagos de las inscripciones, mensualidades, transporte, lo cual no me importó mucho al principio porque quería era iniciar. Me gustaba mucho porque el transporte me buscaba en la esquina de mi casa y luego me traía y no tenía que preocuparme como llegar y regresar, lo cual cuando estudiaba en la universidad pública era lo que me estresaba un poco. Sin embargo la universidad cada semestre aumenta y lo que era cómodo por un lado era preocupante por otro, por el tema de los pagos de las mensualidades.
¿Cómo te sientes ahora, después de lo que viviste, y volver a la universidad?
Regresé a estudiar nuevamente con veintitrés años de edad, y la verdad que estudiar de nuevo después de haber pasado por tantos cambios en mi vida, veo las cosas de manera distinta. Estudio con una pasión diferente, siempre dándole gracias a Dios por darme la oportunidad de estudiar de nuevo, ya que sé que en el extranjero es más complicado, tenía varias amigas peruanas que querían estudiar y no podían por el alto costo. Estando acá, en mi país, me di cuenta de que a pesar de tantas cosas que faltan por mejorar, todavía la educación es accesible.
Estudiar con personas de 17, 18, 19 años fue un choque para mí, porque a pesar de que no es tanta la diferencia de edad sentía que estábamos en diferentes etapas y teníamos diferentes mentalidades, pero gracias a Dios logré encajar y adaptarme.
Cuando estudiaba odontología el ambiente era diferente, sentía que había más compañerismo, más apoyo ya que todos estábamos luchando con tantas cosas de esa época. Actualmente estudiando fisioterapia siento que no hay tanto compañerismo o no sé si era porque estaba en una edad diferente, pero gracias a Dios logré hacer buenas amistades y encontrar las personas indicadas que me acompañan en este camino. Siento que ambas universidades te exigen mucho, pero en la privada los profesores son un poco más comprensivos que en la pública.
¿Cómo te sientes ahora?
Actualmente ya con 25 años de edad cursando el 6o semestre de Fisioterapia me siento feliz y agradecida por todos los cambios que se dieron en mi vida, me ayudaron a crecer, ser más independiente y valorar mucho a mi familia. No me arrepiento de nada porque siento que todo me condujo a estudiar esta carrera maravillosa.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes estudiantes?
Estudiar nuevamente me ha enseñado que nunca es tarde para alcanzar tus sueños, siempre motivo a mis compañeros que son menores que yo, que no abandonen y que si de verdad les apasiona la carrera, continuar, porque la perseverancia es la clave del éxito.
Muchas gracias, Génesis, por tu constancia.
Gracias a ustedes.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2
FOTOGRAFÍAS CORTESÍA