07/03/24. La reciente eliminación de Portuguesa y Academia Puerto Cabello en la fase preliminar de la Copa Libertadores ante Palestino de Chile y Nacional de Uruguay puso de bulto, una vez más, la brecha que se ha abierto entre el fútbol venezolano y el resto de los clubes de la región. Por razones económicas y deportivas a los equipos de la Liga Futve les resulta cuesta arriba competir tanto en la encumbrada Libertadores como en su hermana menor de la Copa Suramericana.
Solo basta revisar que uno de los mejores extranjeros que ha venido al país en los años más recientes, el argentino Gonzalo Ritacco, zurdo de gran inventiva, pase de gol y formidable pegada, fichado por el técnico Eduardo Saragó para conformar al brillante y efectivo Deportivo Táchira que se coronó la temporada pasada, se marchó al Cienciano de Perú, donde le ofrecieron cumplir con las exigencias económicas que no podían pagarle el cuadro aurinegro para renovar contrato.
Pero a falta de un holgado presupuesto, los equipos nacionales no tiene más alternativa que intentar ser competitivos con las armas que ha utilizado un equipo sin las rimbombantes contrataciones de estrellas de los clubes brasileños o argentinos, como la Liga Deportiva Universitaria de Quito, que desde 2008 ha ganado una Copa Libertadores, dos Copa Suramericana, dos Recopa Suramericana y que en días recientes volvió a plantarse firme en una nueva final de la Recopa, perdida finalmente 2-0 ante el mismo Fluminense, en el estadio Maracaná, luego de que los meridionales se impusieron 1-0 en el partido de ida, en su cancha del Rodrigo Paz de Quito.
Los técnicos del fútbol nacional tienen en sus manos la posibilidad de transformar el espectáculo para conseguir mejores resultados, público en las gradas y patrocinantes. Hay que fijarse en lo que hace Liga de Quito. A falta de una estrella, se dedican a realizar un trabajo colectivo impecable. Todos meten para presionar la salida del rival, corren y corren durante los 90 minutos, sus jugadores van y vienen con la misma intensidad sin bajar los brazos, en lugar de pelotazos buscan controlar el balón con fútbol asociado y velocidad en cada ataque. Es cierto que no le alcanzó para derrotar esta vez a Fluminense, pero fue un equipo competitivo hasta el último minuto de los dos choques.
Si los equipos de la Liga Futve quieren hacer algo más que sumar un triunfo anecdótico antes de quedar inexorablemente eliminados de las copas, tienen que cambiar radicalmente las fórmulas que los vienen condenando al fracaso. ¡Basta ya de jugar en cámara lenta! ¡Basta de salir del fondo de la cancha sin velocidad ni ritmo! ¡Basta de tirar pelotazos! ¡Basta de jugadores que se retuercen para perder tiempo!
El fútbol moderno es una mezcla de inventiva y vértigo, un filme de acción que nunca debe aburrir a quien paga una entrada para disfrutar y entretenerse.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoru