11/03/2025. Donde quiera que un hombre resida tiene deberes con la humanidad y debe cumplirlos sirviendo a la comunidad, Arístides Bastidas.
Bastidas quien es considerado el pionero del Periodismo Científico en Venezuela, se asomó a la vida un 12 de marzo de 1924, cerca de San Pablo, Yaracuy. Su nacimiento estuvo precedido por un suceso mundial como lo fue el reventón del Barroso 2, en Cabimas, estado Zulia. Durante este acontecimiento, el pozo petrolero expulsó al aire 150 mil barriles de crudo por diez días.
Este evento marcó el inicio de la tecnología petrolera en Venezuela. Además, se convirtió en un hecho que también impulsó la divulgación científica en el país. Un elemento que Bastidas supo manejar muy bien como un gran comunicador. Por ello, y otras tantas hazañas que aquí contaremos, recibió el reconocimiento como uno de los promotores de las ciencias y tecnologías a través del ejercicio periodístico.
A pesar de no haber completado sus estudios, Bastidas se convirtió en reportero del Diario Últimas Noticias bajo la tutela de Kotepa Delgado. Comenzó cubriendo la fuente policial y luego se dedicó a la política, presenciando el golpe de Estado contra Rómulo Gallegos en 1948.
Su pasión por el periodismo científico surgió en 1953, con 29 años de edad, cuando se unió a El Nacional. En este medio siguió con el trabajo que realizaba la periodista Francia Natera en la columna Entérese usted. Labor que llevó a cabo junto a Miguel Otero Silva, quien para entonces, era director del periódico.
A pesar de la persecución durante la dictadura de Pérez Jiménez, logró mantenerse en su puesto gracias a su enfoque en la divulgación de la ciencia. Una de las fuentes que se mantuvo en el gobierno dictatorial.
El Periodismo Científico y Bastidas
Me he dedicado al periodismo, primero por una extraña vocación que aún no alcanzo a entender muy bien, y después porque comprendí que a través de la comunicación social podemos penetrar en las raíces íntimas de nuestro pueblo, en las raíces íntimas de cada hombre, con el objeto de ayudarlo a fortalecerse y de ayudarlo a enaltecerse, y de ayudarlo a convertirse en el ser creador, en el ser responsable que va a transformar su sociedad, respondió alguna vez a su amiga Myriam Cupello, quien se dedicó a la investigación antropológica en pueblos remotos del mundo.
Bastidas estaba convencido de que había que hacer que la ciencia la entendiera el común. Para ello empezó a nombrar algo que muchos no comprendían: Periodismo Científico.
Al principio sus colegas de El Nacional no entendían de qué se trataba eso y le pidieron que lo definiera. Bastidas estaba claro de que era una especialización dentro de la Comunicación Social. Confirma esta definición cuando, motivado por el director del periódico, Arturo Uslar Pietri, empieza a publicar su columna La Ciencia Amena, que más tarde se compilaría en su primer libro.
Posteriormente, llega su segundo libro: Rafael Vegas, en homenaje al gran médico venezolano. Otras publicaciones son Aliados silenciosos del progreso, El Anhelo Constante, dedicado a quienes necesitaban una luz en su vida, entre otros textos.
Reconocimientos
Recibió su primer diploma como periodista al servicio de la ciencia y la tecnología al cubrir una convención de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac).
También se convirtió en símbolo de la Semana de la Conservación. De hecho, Bastidas fue el primer hombre vivo en recibir este reconocimiento. Antes de él nombraron a los ya fallecidos Agustín Codazzi, Francisco Tamayo y Henri Pittier.
Asimismo, le otorgaron el Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela y recibió el premio de la Federación Médica.
En 1958 es galardonado con el Premio Nacional de Periodismo y, por parte del diario El Nacional, obtuvo los premios Enrique Otero Vizcarrondo, en 1956, y el Antonio Arráiz, en 1975.
En 1970 recibió el Premio Latinoamericano Científico John Reitemeyer, otorgado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Uno de los más valiosos honores con el que reconocieron la labor del periodista yaracuyano fue el Premio Kalinga en la sede central de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) en París.
Un profesor al servicio del amor
Verónica Díaz Hung, amante del Periodismo Científico, gracias Arístides Bastidas, describió a su maestro como un hombre “estricto, pero cariñoso” y apasionado por el oficio periodístico. Una persona que más allá de las adversidades que enfrentó en su vida, siguió creyendo y haciendo.
Arístides era un revolucionario, por lo que admiraba lo justo, y creía en el poder de los humildes para cambiar lo malo (…) un comunista convencido, un luchador social sin tachadura, describió Díaz Hung.
De hecho, la Seguridad Nacional de la dictadura de Pérez Jiménez lo detuvo dos veces debido a sus actividades sindicales y políticas en 1949 y 1950. Durante su detención, sus captores le provocaron sufrimiento al mojar diariamente su celda sabiendo de su reumatismo.
Pese a todo, Bastidas trascendió en su papel de profesor, de periodista y de humano, para convertirse en una figura paterna para muchos de sus estudiantes, incluso les sirvió, en momentos duros, de apoyo emocional, como describe la periodista y escritora Díaz Hung.
Éramos sus ojos, sus manos y sus piernas, precisó la comunicadora, refiriéndose a esos días en los que la psoriasis y el reumatismo afectaban la salud del periodista yaracuyano.
Día a día, juntos hacíamos la columna La Ciencia Amena, escribíamos para la revista Ciencia al Día, del Círculo de Periodismo Científico, y haciendo aprendimos el oficio de periodistas científicos, acotó.
Hoy, a cien años de su nacimiento, muchos recuerdan que más allá de las dificultades, Bastidas perseveró. Su fuerza de voluntad y su capacidad para superar adversidades físicas lo convirtieron en un ejemplo de valentía y en un ser humano con compromiso con la justicia social.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN ENGELS MARCANO • cdiscreaengmar@gmail.com