22/03/24. En casi todas las lecturas sobre el feminismo y la condición de la mujer, hay un personaje oculto. Ese personaje, que a veces ni pesa y es un espacio para el descanso, es la casa, que se hace tantas veces más pesada cuando hay pocos electrodomésticos y los servicios públicos fallan.
La relación con ella cambia mucho por el género y la clase. Si vemos las feministas del siglo XX, al menos las teóricas más respetadas mantenían sobre la casa visiones distintas. Beauvoir temía que, habiendo ganado el espacio de la universidad, la maternidad la anclara en ella. Woolf pensaba que el desarrollo de la mujer requería por lo menos una habitación propia. Una que a veces suena a sinónimo de apartamento, en solitario, donde trabajar y ser. Otras, al menos un espacio libre del agite de la hora del almuerzo, de los pañales y de fregar los pisos. Estas dos mujeres, que tanto hicieron por sus congéneres contaron, al menos, al comienzo de sus vidas con otras mujeres en las que delegar la carga porque la casa es también un asunto de clases.
Algunas -pero no todas las veces- cuando hablamos de igualdad pensamos en la casa. Solo hay algunos ejemplos nórdicos que reconocen el derecho de las parejas a decir cómo enfrentarse a ella en total libertad. En nuestro universo, seguimos arrastrando esas ideas de que la limpieza o el cuidado no tan sólo son obligaciones de las mujeres, sino que es su propia naturaleza.
La casa determina muchísimas cosas y no tan sólo la pérdida de tiempo. Pese a lo que nos cuentan las películas es precisamente el hogar donde se cometen mas abusos físicos y sexuales. También el eslabón que hemos de tener en cuenta en un país como el nuestro, donde, seguimos sin terminar de superar el embarazo precoz que tantas veces ocurre dentro del más pequeño de los escenarios de la vida: la casa, la cuadra o el barrio.
Pensar la casa… hace mucho que al hacerlo consideramos que no son cuatro paredes sino que la vivienda es un concepto que debe llenarse con derechos pero también con una perspectiva de género, más justa, más humana, más igualitaria.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta