25/10/24
Los cronopios no tienen casi nunca hijos, pero si los tienen, pierden la cabeza y ocurren cosas extraordinarias. Por ejemplo, un cronopio tiene un hijo, y en seguida lo invade y maravilla y está seguro de que su hijo es el pararrayos de la hermosura y que por sus venas corre la química completa con aquí y allá islas llenas de bellas artes y poesía y urbanismo. Entonces este cronopio no puede ver a su hijo sin inclinarse profundamente ante él y decirle palabras de respetuoso homenaje.
El hijo, como es natural, lo odia minuciosamente. Cuando entra en la edad escolar, su padre lo inscribe en primero inferior y el niño está contento entre otros pequeños cronopios, famas y esperanzas. Pero se va desmejorando a medida que se acerca el mediodía, porque sabe que a la salida lo estará esperando su padre, quien al verlo levantará las manos y dirá diversas cosas, a saber:
—¡Buenas salenas cronopio cronopio, el más bueno y más crecido y más arrebolado, el más prolijo y más respetuoso y más aplicado de los hijos!
Con lo cual los famas y las esperanzas júnior se retuercen de risa en el cordón de la vereda, y el pequeño cronopio odia empecinadamente a su padre y acabará siempre por hacerle una mala jugada entre la primera comunión y el servicio militar. Pero los cronopios no sufren demasiado con eso, porque también ellos odiaban a sus padres, y hasta parecería que ese odio es otro nombre de la libertad o del vasto mundo.
De: Historias de cronopios y de famas (1962).
Julio Cortázar (Bruselas, 1914 - París, 1984)
Escritor argentino, una de las grandes figuras del llamado boom de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio merecida proyección internacional a los narradores del continente. En 1951 comienza su exilio. Dedica su vida a viajar, pero reside principalmente en París. Las traducciones que realiza de Edgar Allan Poe (entre otros) influyen en su obra, como por ejemplo en su colección de relatos Bestiario (1951). Gana notoriedad mundial con la novela Rayuela (1963), su obra maestra. También publica, entre muchos otros, La vuelta al día en ochenta mundos (1967), 62 Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973), en donde queda reflejado su compromiso político. En los años siguientes se destacan los poemas Pameos y meopas (1971), los relatos de Octaedro (1974), Queremos tanto a Glenda (1980), Un tal Lucas (1979) y Los autonautas de la cosmopista (1983). Poco antes de fallecer, publica su libro de poemas Salvo el crepúsculo (1984) y los artículos Argentina, Años de alambradas culturales (1984). En 1996, se publica póstumamente su ensayo Imagen de John Keats, y en el 2009 aparece Papeles inesperados, una obra miscelánea encontrada por su primera esposa, Aurora Bernárdez. Obtuvo el Premio Médicis (1974) y el Premio Konex de Honor (1984).
ILUSTRACIÓN: MAIGUALIDA ESPINOZA COTTY