25/04/24. Dicen que los humanos siempre hemos mirado el cielo, que en las primeras noches antes del fuego las estrellas eran toda la luz que teníamos en la noche y su belleza, su movimiento, era mucho más impresionante. Allí, en ese espacio tan cercano pero intangible, creemos que viven los dioses y los amores que perdimos. Sobre sus reglas y cambios, pudimos entender nuestra vida, calculamos el tiempo y aprendimos a navegar. Luego, como todas las cosas, en las últimas décadas lo hemos querido conquistar.
Como en tantas otras áreas del saber, son pocas las trazas de mujeres en materia de astronomía, que es el estudio de las estrellas, satélites y planetas. Tres son consideradas las más influyentes que se enfrentaron a condiciones muy duras, como poco salario y respeto, menos acceso a las herramientas del trabajo pero que sus capacidades eran tan increíbles que lograron picar la ciencia en un antes y un después de ellas.
Si alguna vez lees sobre la "ley de Leavitt", que dice que una estrella que tarda más en palpitar es intrínsecamente más brillante que una que lo hace rápidamente. Estarás haciéndote de los descubrimientos de Henrietta Swan Leavitt, que pudo hacer determinaciones, tan sólo calculando y observando, sobre qué y cómo brillan las estrellas. Otra indispensable fue Cecilia Payne-Gaposchkin quien descubrió que una estrella es principalmente de hidrógeno y helio. Mientras que Vera Rubin, nos dejó conocer que además de cosas que brillan, el cielo está compuesto de materia oscura.
Poco a poco, las mujeres han ido desarrollando carreras en la astronomía e incluso algunas han sido astronautas. Fue la soviética Valentina Tershkova, seleccionada entre cuatrocientas aspirantes, la primera mujer que viajó al espacio exterior y hoy hay algunas que siguen esa extraordinaria carrera. Esto nos deja una curiosidad sobre la mesa, cuántas, quiénes y qué hacen las mujeres en los programas satelitales que desarrolla Venezuela.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta