06/08/24. En muchas ocasiones habrán visto a Baleryns López, bailando en eventos comunitarios y locales, sola o con su pequeña banda de lindas niñas bailarinas. Ella es de la parroquia 23 de enero, y lleva adelante un proyecto de formación en danza llamado Aguacero de Colores, con el que ha contribuido a la generación de una conciencia artística en una población tan joven.
De pequeña llegó a tocar redoblante y cuenta que tocarlo la ayudó a expresarse porque era
tímida, introvertida, y, paradójicamente, hiperactiva, lo que canalizó cuando comenzó a conocer la danza. El primer contacto lo tuvo en la Escuela José Gregorio Hernández, en el 23 de enero. Su maestra de danza le dio una falda y allí comenzó este viaje que aún no termina, idilio que la hizo sentir que podía volar de verdad verdad.
Con todo este bagaje que tenía para expresarse, ser bailarina fue una decisión sencilla. Un abuelo guitarrista y cantador de boleros, el señor Jesús María Torres, una madre que cantaba en coros, la señora Miloskary, y su hermano Warren, amante el teatro, y que estudió en Fundarte, marcaron un camino cierto en esta aventura.
Sus hitos: en danza, el maestro Carlos Orta, que no tuvo oportunidad de conocer pero cuyas
enseñanzas las recibió cuando tomó clases en Coreoarte, y Zobeyda, la muñequera, con quien aprendió sobre la creación autónoma y la resistencia de la ternura.
Baleryns tiene unas visiones interesantes sobre el quehacer artístico que son dignas de considerar:
Le pregunto, ¿sólo bailas? Me dice: “Me considero una artista integral que puede hacer poesía, pintar, picar madera, hacer un mural, un video, trabajar en barro, coser o hacer un juguete. No es que me considere todera sino mi intención y mi formación me han llevado a apropiarme de mis procesos de producción artística. Creo firmemente que los artistas y cultores tienen que conocer y apropiarse a profundidad de todos los procesos de realización que estén vinculados a su creación. Eso permite una expansión y liberación no sólo creativa, ganamos en autonomía y autogestión”.
Dentro de esta visión “integral”, ha realizado trabajos coreográficos como “Dulce Guayabo”
donde hizo de solista. Otro trabajo coreográfico fue “Lunerito”, un sentido homenaje al Comandante Hugo Chávez, y un tercer trabajo se llama “Mujer Trovada”. En todos hay una línea de creación que la ha dado en llamar “Danza Poética”.
Según su pensar, las y los creadores que no tengan un compromiso con la realidad, con lo social caen en el individualismo, en la enajenación de su propio arte, es por eso que es importante mantener y cuidar el vínculo con el público para que el mensaje llegue y sea transmitido. Esa es la manera de generar una dialéctica constante de aprendizaje, donde el dar y el recibir alimenta el arte que se está haciendo. Ese intercambio entre el artista o cultor y el público, ese vínculo es el que hace perdurable la obra que se ofrece.
Le pregunto, ¿qué te ha dado la danza? El empoderamiento de su voz, de lo que dice cuando
baila, y a través del movimiento de su cuerpo y el de otros cuando danzan. Tristeza, libertad,
angustia, placer, esperanza, desesperación, alegría, en fin, toda una gama de emociones y
sentimientos los ha podido expresar a través de la magia de la danza. Aún le queda un infinito cielo por transitar.
¿Hace falta que se enseñe danza en las escuelas y liceos? Me dice: “En el Caribe, en esta tierra americana se baila en todas partes, en cada esquina, bailamos alegrías, tristezas y sueños.
Más bien necesitamos profundizar los caminos interpretativos y liberadores de la danza, para asirnos de manera profunda de su lenguaje y saber, y enseñar eso en las escuelas para que desde pequeños aprendamos a expresar con todo nuestro cuerpo”. Los dejo con sus sabias palabras. Síganla por sus redes sociales: Instagram, Facebook y TikTok como @balerynslopez y @aguacerodecolores.
POR ROCÍO NAVARRO AMARO • epale.rocio.navarro@gmail.com
FOTOGRAFÍA CORTESÍA BALERYNS LÓPEZ