Que la oposición cantara fraude hace un mes luego de que el bloque revolucionario ganara los comicios de 2024, era de esperar. Que se desatara la violencia, ya no es sorpresa. Que nos atacaran por redes sociales, no es nada nuevo. Tal vez esto tampoco sea sorpresa, pero nos dio durísimo en el bolsillo: los precios de la comida se elevaron a la estratósfera.
¿Medidas arbitrarias?
Consultamos a algunos usuarios en la calle, quienes nos compartieron sus impresiones. En Coche, la zanahoria aumentó de 60 bs el kilo a 160 bs. El café aumentó dos dólares. Las bandejitas de carne que se podían conseguir a dos o tres dólares de pronto marcaban 5$ o 6$. Similar pasó con las frutas y el resto de los vegetales. En el Forum, una marca conocida de atún, cuyo precio no había variado en un año, aumentó de pronto un dólar más. De acuerdo con los usuarios consultados, se estima que el precio de los alimentos en general aumentó alrededor de 30% después del 28 de julio.
Para este artículo, la periodista Luisana Colomine prestó su apoyo, y consultó al gerente del automercado Río Vida. "Le pregunté al gerente de Río Vída quién fijaba los precios, y me dijo que ellos se manejaban según oferta y demanda. También me dijo que hay abastecimiento suficiente. Le pregunté entonces porqué la inflación, y no me supo responder".
Al indagar con algunos comerciantes, casi todos reaccionaron nerviosos. Los gochos del mercado "Santo Cristo de la Grita", en Los Chaguaramos, no quiso responder a mis preguntas. Una vendedora de frutas y vegetales en la Avenida Victoria trató de esquivar mis preguntas, y se limitó a responder que ella seguía los dictámenes del mercado, pero que nadie la supervisaba. Solo unos comerciantes del mercado de víveres de Colinas de Bello Monte, aceptaron conversar de buen agrado. "Los precios aumentaron 30% aproximadamente por los problemas de transporte, pero nosotros bajamos los precios de casi todos los productos poco después. Procuramos no ensañarnos con los consumidores. En la Alcaldía de Baruta, hay fiscales que llevan registro del control de precios".
En el Mercado de Quinta Crespo, los comerciantes nos informaron que los fiscales también han estado pendientes de mantener los precios. Sin embargo, el alza de la comida se pudo evidenciar incluso en el Mercado de Coche. La periodista Sonia Pirona nos compartió "las hortalizas aumentaron casi la mitad del precio en Coche. Debí comprar menos para poder hacer mi mercado".
Habiendo sido este arqueo de fuentes una experiencia personal, no contamos con la información del grueso de los establecimientos de víveres en Caracas. Pero la impresión que dejó haber pateado calle, fue que los negocios están haciendo lo que quieren, y que pareciera no haber control.
¿Y el CLAP?
La solución que ideó el Gobierno Bolivariano para solventar la escasez de alimentos y otros productos, si bien es un alivio, también está presentando algunas irregularidades. Es común escuchar quejas de vecinos en diversas comunidades que reciben bolsas rotas, o que sus jefes de calle se toman atribuciones en el aumento del precio de las bolsas. También, que muchos líderes comunales se quedan con más bolsas de las que les corresponden o que hacen negocios con la comida. Consultamos en varias comunidades en El Paraíso, La Candelaria y el Valle. Los precios de la bolsa oscilan entre 50 y 80 bs. "En nuestra comunidad dicen que el aumento es por los costos de transporte", comenta la señora Ana Lugo, de La Candelaria.
Por otra parte, no entendemos porqué la distribución del CLAP es desigual en las instituciones del Estado. No es lo mismo un operativo de alimentos del Seniat, que uno de Conatel, que uno de PDVSA a la Universidad Bolivariana, y así sucesivamente. Algunas instituciones son espléndidas con sus empleados, distribuyendo combos de proteínas, hortalizas, productos de higiene y la bolsa del clap. Otras, hacen entregas esporádicas a sus trabajadores y con muy pocos productos.
Urgen las tres R
Ahora más que nunca se hace vital que se cierren las filas y se apliquen las tres R en el área alimenticia. Por un lado, el monitoreo y fiscalización de precios debe ser firme y constante para que los consumidores no se sientan desamparados. Por el otro, es indispensable que se apliquen penalizaciones y medidas ejemplarizantes para quienes están haciendo un manejo irregular del CLAP. Finalmente, rogamos que la distribución de los beneficios alimenticios y de higiene del estado sean igualitarios. No es justo que algunas instituciones tengan más privilegios que otras o incluso que las mismas comunidades. Por otra parte, el pueblo debe manifestarse y hacer exigir sus derechos. Aceptar de manera pasiva los dictámenes de los comerciantes o las irregularidades en sus comunidades los hace cómplices de la especulación.
Es bien sabido que el Gobierno Bolivariano y sus instituciones han venido un fuerte esfuerzo para garantizar que nuestro pueblo esté alimentado. Pero si no se pone freno a la codicia de los comerciantes, esto puede ser contraproducente. Si queremos ganar terreno en el apoyo y el respeto incluso de quienes adversan el proyecto bolivariana, es hora de poner orden y seriedad en materia de alimentación. Sabemos que no solo de pan se vive, pero barriga llena, corazón contento.
María Eugenia Acero @mariacolomine