29/08/24. A pesar del apogeo de la preocupación por la apariencia corporal, esta no suele ir en consonancia con hábitos de vida saludable. De hecho, hay quien prefiere someterse a una cirugía plástica antes de someterse a una rutina de ejercicio.
...el “tuneo” es decir, el ponerse a tono “con el mundo”, puede llegar a ser una enfermedad que acabe con la propia vida.
En comunicaciones anteriores para esta misma sección de la revista, hemos insistido en la innegable condición cosificadora, es decir, del cuerpo como cosa, en la que suelen caer tanto mujeres como hombres. El énfasis de esta nueva disertación se centrará, en consecuencia, en ir un poco más allá, no solamente hablaremos de preferencias que siguen un patrón específico propio de la industria del consumo, es decir, aquellas y aquellos que desean “parecerse a…” una estrella de cine, un cantante… o como suele denominárseles en estos tiempos de guerra mediática “un influencer”, es decir, una persona cuya expresión y apariencia ha calado en el inconsciente colectivo y del que por ende, nadie que esté sumergido en dicha dinámica de explotación simbólica, es decir, alienado, podrá salvarse.
Debo decir que para poder escribir las presentes líneas he indagado en varios rangos etarios y géneros, preguntado a cirujanos estéticos con años de experiencia en el área, así como a jóvenes y no tan jóvenes… La primera pregunta que realicé gira en torno al gusto: ¿Te sientes atraída (o) por una mujer o un hombre, según sea tu preferencia, que se haya realizado una cirugía plástica, específicamente que se haya aumentado de manera artificial, por ejemplo, glúteos, pectorales, etcétera? La media de respuesta se orientó hacia el hecho de que siempre que no se vea exagerado, “me parece bien”, de lo contrario “me produciría repulsión”.
Avanzo un poco más, una reconocida cirujana plástica me indica que las mujeres son las que siguen llevando la delantera respecto a los hombres en lo que a liposucción, implantes de glúteos y mamarios. A esto último debe agregarse el hecho de que existe una población que ha sufrido cáncer de mama y que recurre a los implantes para no ver alterado su físico después de la mastectomía radical.
Por su parte, hay una población de hombres que padece de ginecomastia, es decir, un crecimiento de sus mamas y recurren a la cirugía. Otros, en cambio, se implantan para tener más busto, más glúteo, etcétera.
Como es sabido, Venezuela es uno de los países del mundo donde más se consumen productos de belleza y uno donde más se realizan cirugías plásticas no exclusivamente reconstructivas, es decir, aquellas que se hacen después de un accidente. Esta condición de país “escultor” si bien se puede llamar así, se mantiene a pesar de las diversas sanciones económicas que hemos atravesado en los últimos años.
Pero aterricemos un poco: ¿Es la cirugía plástica una condición para sentirse bien como persona, es decir, de autovaloración? No siempre, y tampoco es garantía de una relación de pareja sana. El gusto por el cuerpo-cosa es un no gusto, es decir, no es garantía de placer. De hecho, un cuerpo sometido a muchas cirugías que siga patrones de belleza inherentes a otros cuerpos, puede dejar de sentirse como propio, incluso al tacto puede perder sensibilidad… y ese es el riesgo de todo abuso…
De esta manera, el “tuneo” es decir, el ponerse a tono “con el mundo”, puede llegar a ser una enfermedad que acabe con la propia vida. Por eso, para quien busque sentirse bien, recomendamos que primero valore lo que es como persona, lo cual no siempre va anclado a las primeras al cuerpo que se tiene. Valoremos sí, al cuerpo, pero primero al espíritu, la persona que somos y veremos cómo puede cambiar la percepción de nosotros mismos para el bien-estar. Porque la vida bien se ha dicho antes que nosotros, no es solo un cuerpo bonito, sino lo bonito hecho cuerpo, es decir, disposición hacia sí mismo y al mundo otro que nos determina como seres humanas o humanos según sea el caso.
POR BENJAMÍN MARTÍNEZ @pasajero_2
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta