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Mafalda nuestra de todos los días

Cuando el asombro permanece no hay hastío que valga…

26/09/24. Hay que hacerlo, me dije pasada las dos de la tarde, antes de que iniciáramos nuestra reunión habitual. Desde hace unos días me pregunto: ¿Por qué Mafalda? ¿Qué de ella está presente en nosotros, cuáles de sus pequeñas grandes historias?

 

...no es una muestra corriente de museo, es una invitación a la experiencia de encontrarnos con nosotros, y hay que hacerlo, hay que ir a ver a Mafalda y leernos desde ella.

 

 

Tal vez pueda que exista alguna confusión al decir “pequeñas grandes”? Y es que la eterna niña creada por el también inolvidable Quino, es eso: una niña que, como tal, no se desprende de su asombro, afortunadamente. Y es que esa es la condición de toda crítica honesta, transparente, genuina.

 

 

 

Una exposición que contribuye a encontrarnos.

 

La disconformidad necesaria es lo que definitivamente hace mover al mundo. Y vuelvo a Mafalda. Quizás uno de sus comentarios que más circula por el mundo es precisamente ese donde pide, por favor, paren el mundo que me quiero bajar. Lo he leído no sé cuántas veces en la web, la red que nos atrapa sin dejarnos descansar.

 

 

Y el mundo, lamentablemente, no es una rueda como esa del parque que he visto, por cierto, detenida, donde una multitud de mujeres hacía yoga, temprano, cuando el sol empezaba a calentarnos los huesos y yo iba con papá a comprar la prensa, y la clase se terminaba, pregunté a una de ellas el horario y me animé, así como Mafalda, a pesar de todo, a seguir.

 

 

 

Mafalda se ha convertido en un inevitable principio moral.

 

 

Hace unos días vi el perfil de una amiga en una de esas redes que, se supone, utilizamos para comunicarnos, la amiga mucho más entrada en años que yo, ahí, con Mafalda al lado, sonriente. Es casi imposible no encontrarse a Mafalda y evitar sonreír, aunque ella sea muy seria en sus planteamientos, llega.

 

 

La amiga ha visitado la exposición que está por estos días en la Galería de Arte Nacional, donde se desarrolla la Feria del Libro de Caracas de este año. ¿Qué te gustó más? Le pregunto, y no tarda en responder: disfruté mucho lo de El mundo según Mafalda, tal cual como se llama la exposición, porque entonces te van pasando el globo terráqueo como lo ve Mafalda, por ejemplo, lo ponen todo desinflado, qué significa, bueno el hambre que hay en el mundo, lo ponen así con mucha basura, bueno todo sucio, la contaminación, tú sabes… Ahora lo de la elaboración de un comic no, porque yo creo que eso necesitaría más tiempo… pero no hay tiempo, porque cada grupo es como de quince personas, más o menos, por eso es que se tarda, y te van pasando por diferentes cuestiones que ellos tienen ya planificadas para que veas… por ejemplo el auto, ese era el auto del papá de Mafalda, está muy bueno, está buenísimo… el negocio de Manolito, de su papá, que era un almacén, también… hay muchas cosas con las que uno se identifica, claro, es que Mafalda es Mafalda.

 

 

Una razón histórica que como tal invita a la vivencia democrática.

 

 

 

Y otra más que asistió a esa expo cuando la trajeron por primera vez allá, en Valencia, me dice que lo que más le gustó es el espacio donde se recrea el comedor, con la televisión, la vitrina con los platos… porque eso es Mafalda, la familia, la vida familiar, insiste.

 

 

Es cierto, es una exposición que está para recrear no el mundo de Mafalda, sino el nuestro, bien con las niñas y niños armando, dibujando a Mafalda, a sus familiares, a sus amistades, sintiendo lo que ellas y ellos mismos son, curiosos y necesariamente, cuestionadores de esas injusticias que parecen olvidar muchas adultas y adultos.

 

 

Mafalda nos lee recordándonos que debemos hacer del mundo algo mejor.

 

 

 

Por eso, insisto, no es una muestra corriente de museo, es una invitación a la experiencia de encontrarnos con nosotros, y hay que hacerlo, hay que ir a ver a Mafalda y leernos desde ella. Tengo entendido que ha estado en Valencia, La Guaira y ahora en Caracas… la asistencia, como era de esperar, ha sido grande, público de todas las edades incluso quienes no conocían a la pequeña niña grande, han ido a darle la mano, tomarse su selfie respectivo y regresar, espero, con una sonrisa.

 

 

 

Termino estas líneas agradeciendo a Quino, a Mafalda, a quienes se inventaron esta exposición y a quienes la trajeron. Ojalá siga recorriendo el país como la misma Mafalda recorre nuestra memoria. Muchas gracias.

 

 

 

No hay edad para leer a Mafalda.

 


POR BENJAMÍN MARTÍNEZ • @pasajero_2

 

FOTOGRAFÍA ALEXIS DENIZ • @denizfotografia

 

#ElMundosegúnMafalda #GAN #Exposición

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Ubicación
  • Esquina de San Jacinto, Edificio Gradillas “C”, piso 1, Caracas 1010, Distrito Capital
  • 0212-3268703
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