14/11/24. En el pasado, cuando una pareja se iba a casar, el novio debía pedirle la mano al padre de la novia. De hecho, consolidar una unión de pareja era más un negocio que un vínculo. La familia de la novia solía pagar un dote para que el novio se llevara a la muchacha y asunto cerrado.
La felicidad de una pareja realmente depende de quienes la conforman, y esa felicidad suele ser íntima y cómplice...
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, el verdadero alcance de la percepción de nuestra familia y amigos debe tener un límite. A veces, las familias y amigos se dejan llevar por sus propios valores e intereses: el candidato debe ser profesional, tener plata, estatus, una buena familia, bla bla bla. En otras, las familias a veces presionan para que uno se empate con el tipo que a ellos les gusta, y no quien a uno le hace feliz.
En algunas familias tóxicas, se suele ver que hay suegras que presionan para que el hijo vuelva con la ex. Tengo una amiga que ha debido sobrevivir años de matrimonio a la sombra de la suegra, quien constantemente le hace desplantes a ella y a su hijo porque no la quiere. En una ocasión escuché el testimonio de un pariente cercano: los padres le sabotearon el noviazgo con el amor de su vida, porque no era un ejecutivo y tal. Él le propuso huir juntos y casarse, y ella se decantó por la aprobación familiar. La muchacha terminó casándose con otro con quien no era feliz, para terminar quedándose sola.
A mí me llegó a pasar de formas distintas: en una ocasión no le gusté a la suegra de un noviecito equis, y el chamo terminó yéndose con la candidata que su familia sí quería. En otra, lamentablemente la familia de mi prometido me adoraba, pero yo no era feliz. Recuerdo, que conversé con mi papá al respecto "¿Qué hago, papá? Esa familia me quiere mucho" "Los mirones son de palo", sentenció mi viejo. A quien le debe gustar es a ti, no a los demás. Santo remedio. Me sinceré y decidí retirarme de esa relación.
¿Qué es lo que realmente cuenta?
Estamos claros en que siendo seres sociales, la gente que nos rodea siempre se va a armar una película sobre nosotros y lo que hacemos. Es agradable saber que uno cuenta con la bendición del entorno de nuestro ser amado. Pero al final, lo que los demás opinan será simplemente una percepción ajena. La felicidad de una pareja realmente depende de quienes la conforman, y esa felicidad suele ser íntima y cómplice: lejos de fotos en redes sociales, reuniones multitudinarias o rituales rimbombantes.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta