16/01/25. Una de las fechas del calendario internacional en el mes de enero es el día para la visibilización de la depresión que no es lo mismo que la melancolía. La depresión es una condición médica que puede impedir o no la vida normal. Sus riesgos son importantes, en especial, porque sucumbirla prolongadamente puede generar que una persona atente contra sí misma. Lo cierto es que como otras enfermedades esta también tiene género.
¿Podemos combatir la depresión como un fenómeno de nuestro tiempo sin cambiar las relaciones de poder incluidas las de género?
Una mujer tiene dos veces más posibilidades de sufrir depresión que un hombre. Las razones aún se examinan. No siempre la culpa es de la biología ni de las hormonas. Mucho tiene que ver con esto el agotamiento, la doble jornada, las cargas del silencio y la violencia.
De hecho, los grandes picos de cambios en nuestra vida son también tiempos donde somos más proclives a deprimirnos. Por ejemplo, cuando empezamos a menstruar y comienza el cuerpo a mostrarnos que no somos exactamente iguales a los varones, nos enseñan a no hablar de eso, a sentir vergüenza del periodo e incluso la manera en la que nos tratan los médicos cambia. Algo peor sucede en relación a la maternidad. Hoy hay quienes estudian que el maltrato de la violencia obstétrica puede favorecer la depresión.
¿Cuál maltrato? La obligación de parir solas, los gritos e insultos de los que atienden, la medicación impuesta e incluso las decisiones sobre nuestro cuerpo que no nos son informadas o que nos son impuestas, por ejemplo, la esterilización.
Parte de nuestras mujeres más queridas lucharon durante su vida contra la depresión, como Frida Kahlo o Virginia Woolf, cada una de estas vidas nos permite entender que esta enfermedad no aparece por una suma perfecta de factores de los que tengamos la receta. Por el contrario, a cada quien puede aparecerle por razones distintas y así como para algunos, el trance que se vive en el momento de dar a luz puede favorecer la depresión postnatal, para otros la presión de los estereotipos, el deber de la perfección física, de la delgadez, tiene mucho que ver.
¿Podemos combatir la depresión como un fenómeno de nuestro tiempo sin cambiar las relaciones de poder incluidas las de género? Parece que no salvo que nuestra apuesta sea que se mediquen todos los impactos que en la subjetividad reciben los habitantes de un mundo injusto, neurótico y cada vez mas demencial en el que vivimos sin que haya alternativas de escapar, por lo que la única alternativa es cambiar.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta