20/02/25.- Mientras Anita se tira al piso meneando las nalgas para cantar que no va a volver con su comemuslo, y Shakira echa tiritos premenopáusicos con faldas ultra cortas y contoneo de caderas, en TikTok la Roro está revolucionando las redes. Se trata de una chama española que le cocina, le lava, le plancha al novio. Roro es una muchacha angelical, no tiene un físico despampanante: de hecho, hasta usa lentes y casi no muestra escote. Pero sus maneras que evocan la forma en que nuestras abuelitas trataban a los esposos la han convertido en una de las chicas favoritas de la Internet. Taylor Swift también sigue esa línea cándida e inocente, que la han convertido en la actual novia de los chamos e inspiración de muchas muchachitas. En Evangelion, Rei Ayanami fue el personaje animado que representó ese ideal de mujer anhelada: etérea, porque simplemente no tenía alma.
Una mujer es mucho más que una serie de conceptos impulsados por la agenda del nuevo orden mundial...
Trad Wife
Sin embargo, esta tendencia no se ha quedado allí. TikTok e Instagram están atiborrados de mensajes motivacionales e influencers que exhortan a las mujeres a convertirse en "Mujeres de Alto Valor", al comportarse de una manera en específico para lograr el fin más ansiado y anhelado: la validación masculina.
Este fenómeno que exhorta a retomar los valores clásicos de los roles de género, especialmente en las mujeres recibe el nombre de Trad Wife, o "Esposa tradicional". Se trata de una movida social y cultural que busca posicionar en el imaginario del colectivo el ideal de la "mujer de su casa": abnegada, madre, esposa, femenina, sutil, y...sumisa.
Vemos, no sólo a chicas mostrando sus dotes como esmeradas amas de casa, que ostentan el mayor trofeo: el amor de un hombre. También existen tipos que hablan con mucha propiedad sobre cómo hacer para que un hombre nos quiera, si nos comportamos como unas motolitas y no cuestionamos los valores del status quo.
Hoy en día, una Trad Wife que está en la palestra es Melania Trump: despampanante, delgada, etérea, juvenil...y sin voz ni voto. Ella sólo existe para acompañar a su marido mientras este le declara la guerra al resto del mundo y baila pegado con Elon Musk. Su único valor real es.... que su marido la ama.
Si bien esta nueva tendencia que busca rescatar la feminidad de tiempos de antaño es aplaudida por muchos como una iniciativa por el rescate de valores tradicionales, hay algo que no pareciera oler muy bien. El impulso al ideario de una "mujer florero", que vuelve a la casa a cuidar a los niños y no hace ruido, contrasta no tanto con la femme fatal a la que nos han acostumbrado el hip hop y el reguetón, sino con las causas feministas que están buscando desmontar históricamente los patrones socioculturales patriarcales que nos han oprimido a las mujeres desde que el mundo es mundo.
Así, una Trad Wife, o una niña decente es la mujer que debería ser: casada, bienamada, madre, heterosexual, frágil, femenina, hacendosa, dadivosa y, por encima de todo, amada por el mayor tesoro que el patriarcado creara jamás, el hombre.
Liberémonos de estereotipos
El peligro de estos ideales femeninos lanzados por los medios y las redes sociales, es que están adoctrinando a las mujeres, las adolescentes y las niñas para que sigan ciegamente ese patrón. Para ser validadas por la sociedad, deben ser ahora unas muchachas decentes, ya que el modelo prepago de las fiestas de P. Diddy ya está perdiendo vigencia.
Al final, ni las bichotas ni las motolitas son el ideal a seguir. Una mujer es mucho más que una serie de conceptos impulsados por la agenda del nuevo orden mundial, Ambas figuras al final son esclavas de la aprobación masculina; unas, por ser presa fácil de la promiscuidad y la prostitución. Las otras, para ser servidumbre y sombra del macho.
En los más de dos mil años de civilización occidental los movimientos por la reivindicación de los derechos de las mujeres y las niñas han logrado escuetamente que las mujeres podamos ser personas con dignidad sin importar nuestra apariencia, nuestro estado civil ni nuestros orígenes. Ante el asedio de conceptos alienantes de la identidad femenina, hagamos una contraofensiva cultural para que las mujeres seamos libres de ser como nos dé la gana de ser, sobre todo sin que nos importe si un tipo nos va a querer o no. Liberémonos del yugo de la aprobación masculina, y abracemos a la mujer que somos, con nuestras virtudes, logros, sueños y causas.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta