20/02/25. Uno de los temas de los que poco solemos hablar es de dinero. Me refiero a hablar de verdad no a limitarnos a quejarnos de lo poco que hay. Una de las cuestiones que además omitimos es que, pese a todos los avances en el tema monetario y de las cosas a las que da acceso lo económico, sigue habiendo diferencias por género. El primer elemento a considerar es que, entre los pobres, las mujeres lo son más, en número y en intensidad. De allí, que las ciencias sociales conozcan la expresión “feminización de la pobreza” y cómo esto no es un fenómeno natural sino socialmente producido.
...es necesario fomentar la educación financiera de las mujeres... saber manejar el dinero nos ayuda a empoderarnos, a reducir las brechas, a mejorar la manera de usar los recursos en el hogar, a ahorrar y a invertir.
¿Por qué las mujeres somos más pobres? Por la brecha salarial que hace que los hombres obtengan mejores remuneraciones desempeñando las mismas funciones; porque acumulamos trabajo no remunerado, en especial, el del cuidado de la familia y de la casa; por encontrar dificultades, como los embarazos precoces, que interrumpen su educación, o, finalmente por ejercer en solitario la maternidad.
El hecho del hombre que embaraza a una mujer y no responde, o, de un padre que abandona el hogar empobrece a las madres, incluso si esta consigue que él pague lo que la ley le exige porque cuando haga este pago se dará por satisfecho pero las necesidades de las criaturas con frecuencia son mucho mayores que el monto acordado. En especial, en Venezuela, donde las bases de cálculo quedaron totalmente desconectadas de la realidad económica, laboral y migratoria que viven las familias.
Este empobrecimiento no es tan sólo una limitante para satisfacer deseos, muchas veces implica la incapacidad de satisfacer necesidades, de descansar, de seguir estudiando o de atender la salud. Otro factor que juega por allí es una cultura que relega el dinero y la administración a los hombres y donde las mujeres sabemos poco o nada sobre cómo obtener y qué hacer con la plata.
Frente a ello, es necesario fomentar la educación financiera de las mujeres como una herramienta que ayuda a combatir las dificultades y desigualdades económicas que pueden acontecer en cualquier momento de la vida. El saber manejar el dinero nos ayuda a empoderarnos, a reducir las brechas, a mejorar la manera de usar los recursos en el hogar, a ahorrar y a invertir. Lo que en definitiva nos saca de esas escenas de la microeconomía y de la realidad deficitaria si tiene suficiente apoyo del sector público y privado para lograr un impacto sostenido.
Si el feminismo, en todas sus manifestaciones, constituye fundamentalmente un proceso donde obtenemos, recuperamos y amplificamos la voz; donde podemos decir que hombres y mujeres somos realidades distintas con los mismos derechos; empezar a hablar de dinero es una necesidad imperiosa, para acercarnos a esos escenarios de relaciones libres, de compañeros, sin cadenas y con responsabilidad.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta