11/04/25. Ysqueibel Peñaloza se fue a Estados Unidos cruzando la inhóspita selva del Darien, donde enfrentó las fuertes condiciones naturales de este trayecto. Después, atravesó varios pueblos de países centroamericanos hasta llegar a México, donde inició la solicitud de un permiso para entrar por San Isidro al país norteamericano. Le fue otorgada esta licencia con fecha de vencimiento febrero del 2027.
...que te manden para tu tierra, porque aquí te esperamos con los brazos abiertos... aquí también se lucha y se trabaja, y se puede obtener lo que uno quiera...
En tierra estadounidense, recibió apoyo del esposo de su comadre y empezó a trabajar como Uber, mientras tramitaba su permiso de trabajo para poder optar por un mejor ingreso. No obstante, en febrero de 2025, lo detuvo durante una redada en su trabajo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos conocido por sus siglas en inglés, ICE. Lo trasladaron a una prisión en Atlanta, donde esperaba por una audiencia ante la justicia de ese país pautada para el 18 de abril.

Ydalis Chirinos, su madre, mantiene la fe intacta en que volverá a ver a su hijo, un muchacho de veinticinco años que migró, como muchos otros, en busca de oportunidades laborales. Sin embargo, debido a las decisiones migratorias de Donald Trump, fue deportado y secuestrado ilegalmente, junto a otros 237 venezolanos, desde Estados Unidos a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador.
Ya ha transcurrido casi un mes desde que su familia se comunicó con él. “No sabemos nada de él… sólo nos llegan rumores de los jóvenes detenidos en El Salvador, pero nada preciso, todo es incierto”, me cuenta la señora Yadalis a través de una llamada telefónica desde Valencia, estado Carabobo.
La de Ysqueibel, es una de tantas historias, y su madre me la contó notablemente conmovida, manifestando su amor y angustia, esperando recibir a su único hijo varón, nuevamente, en casa.

Señora Ydalis, en esos momentos que pudo comunicarse con su hijo, ¿les contó cómo es el trato a los migrantes en los centros de detención en Estados Unidos?
Bueno, no lo trataban mal. Los primeros días dormían en el suelo, porque llegaba mucha gente. Él decía que la comida era mala. Que lloraban. Porque hasta el más fuerte ahí llora. Que también llevaban gente que había estado presa en las cárceles federales.
Cuéntenos, ¿cómo se desarrolló la situación de Ysqueibel desde su detención ilegal hasta su traslado a El Salvador?
Al cumplir un mes en la prisión de Atlanta, lo sacaron un domingo a las tres de la mañana. No supimos nada. Estuvimos muy impacientes. Supimos de ellos el día lunes a las once de la noche porque uno de ellos se comunicó. Yo me comuniqué con Ysqueibel el día martes que él me pudo llamar. Me dijo que estaban en el centro de detención, en El Valle (Estados Unidos).
A los diez días le dijeron que venían. Yo estaba feliz, y le dije “no importa que no te pasen por ninguna corte, que te manden para tu tierra, porque aquí te esperamos con los brazos abiertos”. El 14 de marzo me llama en la mañana y me dice: “Mamá, nos van a mandar para Venezuela. Hoy nos vamos”. En la tarde, me vuelve a llamar y me dice que el vuelo no pudo salir por problemas climáticos, y saldrían el día sábado (15 de marzo). Me levanté tempranito como siempre. A las siete y media de la mañana me vuelve a llamar y me dijo: “mamá, hoy sí nos vamos, gracias a Dios”.
Le respondí que antes de salir de ese lugar se agarraran de las manos y le dieran gracias a Dios porque ya venían para su tierra, que aquí los esperaban todas sus familias. Mi hija y yo nos fuimos al primer servicio de la iglesia y le fuimos a comprar algunas cosas porque él no tiene nada aquí, toda su ropa y sus pertenencias se las dio a su primo. Me llama el papá y me dice que los aviones que habían salido supuestamente para Venezuela, los habían enviado para El Salvador.
Me fui a la casa del papá, que me mostró las noticias de que los estaban relacionando con el Tren de Aragua. Duré como tres horas llorando con él, buscándole la lógica a lo que estaba pasando.

¿Cómo empieza su sospecha de que Ysqueibel estaba entre esos 238 venezolanos enviados a El Salvador?
Porque revisamos su status en una aplicación. Cuando lo sacan del centro de detención de El Valle, lo cambian a “liberados”. Por esos pensamos que estaban allí, porque aquí a Venezuela no aterrizó ningún avión.
El domingo no recibimos ninguna noticia. Después aparecen esos videos (los publicados por el presidente salvadoreño Nayib Bukele en sus redes sociales) el día miércoles que estuvimos en Caracas. El lunes, vimos las noticias de unas familias en el Zulia que estaban denunciando por redes sociales, y nosotros nos apegamos a esas noticias y nos dirigimos el martes a Caracas a una concentración.
En una lista extraoficial que pasaron, sale el nombre de él.
¿Cómo es Ysqueibel en su día a día, cuando estaba en Venezuela, qué hacía, sus características emocionales?
Como madre, te digo que Ysqueibel es un muchacho muy sentimental. De hecho, a la edad de catorce años, tuve que buscar ayuda psicológica porque es un muchacho que, cuando está escuchando un regaño, un consejo, no es el típico muchacho que responde. Él escucha, y se le salen las lágrimas.
Nunca supe lo que habló con la psicóloga, porque es confidencial, pero, ella sí dijo que lo cuidara mucho, porque era uno de los hombres más sentimentales que iban a existir sobre la Tierra. Y que es un muchacho de muy buenos sentimientos.
Como madre sé quién es mi hijo. Es un muchacho juguetón, alegre, no le tiene miedo al trabajo, no sé por qué me lo relacionaron (con el Tren de Aragua), solamente por tener tatuajes, algo ilógico.

Mientras estuvo aquí en Venezuela, trabajaba con el papá el oficio de la refrigeración. Lo que no sabía hacer, lo buscaba en Internet y lo resolvía. De hecho, cuando cumplió diecisiete años, optó por estudiar la carrera de refrigeración. Pero por motivos económicos no pudo continuar.
Sin embargo, siguió con su padre. Su papá lo aprendió del abuelo, y él lo aprendió de su papá. Sabe de electricidad. Es muy bueno con sus tres hermanas.
¿Cómo ha sido el acompañamiento o la respuesta del Estado venezolano una vez que ustedes, las familias, se enteraron y les notificaron a las autoridades sobre estas circunstancias?
No tengo nada malo que decir. Todo ha sido excelente. De verdad que desde el primer momento en que nos abocamos y fuimos a pedir ayuda, nos asistieron de una manera excelente e inmediatamente.
Pasamos por vicepresidencia, luego pasamos por presidencia. Y de verdad que nos han prestado el apoyo que en estos términos legales necesitamos. Porque te digo que, si hubiese sido por parte de nosotros, ¿cómo hacemos? Somos madres de bajos recursos, y no tenemos cómo pagar un abogado en El Salvador.
Hemos recibido ayuda también de amistades que él dejó en Chile, porque también estuvo cinco años viviendo allá donde trabajó como Uber, refrigeración, vendía pan. Todo lo ha ganado con cariño y respeto de las personas que ha conocido en los diferentes países en que ha estado.
También nos atendieron representantes de la ONU, y estuvimos en el Ministerio Público, haciendo la denuncia formal. Nos hemos podido reunir con otras familias. De hecho, aquí en el estado de Carabobo, hay alrededor de 17 o 20 casos. La alcaldía de Valencia también nos ha prestado apoyo con el transporte y con logística, para poder ir a Caracas.

¿Han tenido algún tipo de comunicación con los 238 venezolanos desde el sábado que se supone que los iban a traer a Venezuela?
Nada, nada, nada, nada, nada. Solamente los comentarios que dice la gente. Que dijo uno, que dijo el otro. Pero a ciencia cierta de que uno tenga una información veraz, no.
Ydalis, ¿cómo ha sobrellevado la situación de estar por tanto tiempo separada de su hijo, y además, esta coyuntura de no tener de él más información que aquellas basadas, como usted dice, en rumores?
Bueno, primeramente, fortaleza en Dios y no perder la fe en que mi hijo pronto va a estar conmigo y que Dios me lo va a traer con mucha salud de mente, corazón y alma. Me he mantenido con la ayuda de mi familia. Nos apoyamos también los padres que nos reunimos. Le pedimos mucho a Dios.
Y de rodillas ante Dios, dándole gracias todos los días por este proceso que estamos pasando yo y muchas madres venezolanas. Un proceso de fortaleza. Le pido a las madres que están en la misma situación, que no desmayen en la oración, en la fe en Dios, de que pronto nuestros hijos van a estar con nosotros, con mucha salud y bienestar.
Que no dejemos de alzar la voz hasta que nuestros hijos estén aquí en Venezuela.

¿Un mensaje para la comunidad internacional y para el presidente Nayib Bukele?
Al presidente Nayib Bukele, le digo que antes de esta situación lo tenía muy en alto, porque yo lo veía hablar y creía que era un hombre muy justo. De hecho, ha hecho ver que él es un hombre que cree mucho en la palabra de Dios.
Le pido que se ponga la mano en el corazón, que él como padre, hijo, sabe que nosotras las madres venezolanas y cualquier madre del mundo sufre por sus hijos. Que tome mucho en cuenta que una persona por solamente un tatuaje no es delincuente.
A mi hijo lo crié con muchos principios, y si me toca cambiar mi libertad por la suya, estoy dispuesta. Somos la voz de mi hijo, y a su vez de todos esos venezolanos que él tiene encarcelados sin un debido proceso.
Le digo que investigue, que no somos familias con antecedentes, ni nuestros hijos tampoco tienen antecedentes penales. Nunca han cometido un delito en El Salvador, ni en los Estados Unidos, ni en Chile y mucho menos aquí en Venezuela. No son del Tren de Aragua, ni están relacionados con esa gente. Que Dios tenga misericordia de su corazón, para que este proceso termine pronto, si es que depende de él, y nos devuelva a nuestros hijos venezolanos.
¿Qué recomienda a los jóvenes venezolanos que, por cualquiera que sea la circunstancia, quieren migrar a otro país?
Yo desde un principio no estuve de acuerdo que mi hijo se fuera. No quería que se fuera porque consideraba que aquí también se lucha y se trabaja, y se puede obtener lo que uno quiera con las manos.
Les doy un consejo a los jóvenes: por favor escuchen a sus padres, que se apoyen en sus padres; y a sus padres que les den el apoyo suficiente a sus hijos, que no los desamparen en ningún momento, y que lo que pueden hacer en otro país, aquí en Venezuela, se puede lograr con dedicación, con trabajo, con esfuerzo, porque todo en la vida es esfuerzo, pero tiene su gratificación positiva.
También les pido a ustedes los periodistas que no nos desamparen, que nos ayuden, que este proceso es para largo, que no se cansen de luchar con nosotros y de ayudarnos.

POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍA MILENI NODA •@milenisimaa / CORTESÍA YDALIS CHIRINOS