Son nueve décadas más cinco años que se transcriben fácilmente en mi teclado. Son 95 años, de quien da vida a la poesía a través de las palabras y de lo que él denomina "poesías corporales", "escrituras-dibujo" y "cuerpos caligráficos”. Como dijo Ana María Oviedo, otra poeta a la que abrazo y estimo: el poeta más joven de Venezuela.
A Juan Calzadilla lo conocí cuando cursaba estudios de ingeniería en La Universidad del Zulia. Una antología poética que, por causalidad, llegó a mis manos de estudiante joven. Para entonces, había leído poca poesía, pero la letra de este genio fue el imán que produjo aquel magnetismo entre ELLA y yo. Trece años después, durante un Encuentro Poético del Sur en Caracas, tuve el privilegio de estrecharle la mano y expresarle mi admiración.
Más que un referente de la cultura, Juan Calzadilla es un artista que dialoga con la ternura que, después es capaz de transferir a la página. Su poesía es un puente que permite, a quien le lee, cruzar hacia la sensibilidad del ser humano y su relación con su propia naturaleza en poemas como:
Asilo en otro cuerpo
Mi cuerpo es el lugar donde momentáneamente
he encontrado asilo. Lo que más temo
en este nuevo estado
es que pueda ser víctima de una orden
de desocupación…
Aprender a desenfundar el arma, que es la palabra para describir el remolino
El caos íntimamente necesario
…Ya sé que el impulso loco de este desorden
no podrá ser explicado por el sentimiento
más o menos catastrófico
que en su interior pueda encerrar
un vocablo cuyo significado corresponda
a la rabia que me embarga…
O allí donde la memoria es leve y por eso es determinante escribir todo aquello que ocurre es nuestras mentes para no dejarle nada a esta otra que es frágil y que, en cualquier momento, deja de ser un almacén de formas
Levedad de la memoria
Deberíamos atrevernos a narrar con lujo
de detalles todo lo que nos pasa por la mente
en una especie de diario donde nada real sucede.
De este modo le estaríamos ahorrando
a la memoria tener que venir a auxiliarnos
con un discurso torpe
y lleno de ambigüedades
después de que los hechos ya han pasado
o no sucedieron…
.. Así lo que imaginemos sea lo único
que en nuestras perras vidas
nos ha sucedido.
Calzadilla asumió un compromiso con la poesía, pero, más allá, con sus receptores y receptoras, que son vasija del poema que para él no debe estar atado a semánticas, a sonidos repetitivos, o fórceps...
Escrito sobre una piedra
… que le impidan a la versificación
jugar limpio cuando de lo que se trata
es de echar por la borda toda
la furia represada en el alma de las cosas…
Un artista que se considera irreverente “cuando se habla de lenguajes” y que sigue dándonos la valentía de escribir sin medirnos o de ponerle rigidez a lo que decimos.
El poeta subversivo
… La poesía es
abuso, insolencia de los sentidos
frente a lo real, tachadura de
éste…
Calzadilla sigue encontrando esa pasión por decir, en el silencio, en la calma. Nos traduce la rabia, la ternura, el humor, las formas que de su mente borbotan como en un volcán de imaginación. El maestro continúa revelándonos el vínculo entre imagen y palabra.
Celebremos ese fulgor, aquel encuentro, esa experiencia vital entre el Juan niño y la poesía, en aquellas montañas de la franja norte de Guatopo, “con sus ríos veloces y su gran selva”.
POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz