16/02/2023. Partiendo de que todo el mundo tiene sus vicios, como el de Eddy Herrera que es el de "tus labios", desde temprana edad existen esas sustancias que alteran nuestra química. Es el vasito pequeño de refresco de piñata que provoca en las fiestas infantiles risotadas alocadas por sobredosis de frescolita con chupeta; es el azúcar en casi todas las infancias el primer disparador glucoso que influye en nuestro estado de ánimo, comportamiento y química.
La chuchería es ese tesoro de la infancia, la chupeta la que silencia berrinches. Habrá a quienes las abuelas les indujo el café a temprana edad y el resultado es un adulto de veintiún años que si no se toma su respectiva taza sufre dolor de cabeza y en nuestra idiosincrasia el cafecito de la tarde o temprano en la mañana, es un ritual comparable con la hora del té inglés. En la hora del burro después del almuerzo, los cafeseros de la ciudad tienen su black friday, acompañado de El cigarrillo que al probarlo -por presión en la adolescencia- te hacía sentir grande e interesante. A mí me gusta fumar pero creo que al principio una lo hace por eso y luego no haya como dejarlo. "El vicio más estúpido" diría mi padre quien fumó más de cincuenta años quién sabe cuántas cajetillas de Marlboro rojo y como trabajador de prensa su olor -impregnado aún en su piel de ochenta-, es la mezcla entre café, periódico, cigarro y viejito.
Hay moralismo en lo que se considera vicio. He conocido muchas señoras fanáticas de la ONA que no viven sin la pastillita de dormir.
En Bolivia es el té de coca, en bellas artes es María, un ritual de cada quien, pero en el que cada sustancia tiene su forma de ser vista en sociedad, aceptada o satanizada. El alcohol está más socializado, y en lo particular de las mencionadas es para mí el mayor disparador de locuras. Es el de "vámonos a La Guaira", el del ¿qué pasó ayer? La cosa consiste en disfrutarse la pea y que ésta no te disfrute. Creo que aún hay una brecha muy grande para aceptar un poco este discurso que para mí va de cómo -si bien la droga te pone la vida al revés y aquí se mencionaron muy pocas- existe también esa necesidad humana a sustancias, como es el caso de los maracuchos que somos adictos a la comida deliciosa, y de los viejitos que son adictos al pan con cambur. Alianza para una Venezuela sin drogas, pero ¿cuáles drogas?
Aunque el vivir va de las libertades, hay que ser autocrítico con los hábitos. Está más que demostrado que todo en exceso hace daño y si te caes a café, cigarro, Nestea, panelada o birra, entre otras sustancias, a diario. Y un día no puedes es ese vicio también el causante de arrechera y nervios asociada al mono del no poder cumplir con el hábito, pero ese es otro tema.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ