10/10/25. Este fin de semana visité el terrario del Parque Francisco de Miranda y me encontré con una ofensa inaceptable.
El recorrido por la fauna ofídica está «coronado» por un espejo para selfies que lleva un mensaje vergonzoso: «Cuaima casera: se caracteriza por sus súbitos ataques de alta agresividad contra los ejemplares machos que no cumplen con sus designios…».
¿Es esto una broma? ¿En serio?
Usar el machismo como chiste es inaceptable. Siempre lo ha sido, pero en estos tiempos más que nunca. ¿Dónde queda la revolución feminista que estamos construyendo?
El cartel dice otras cosas como: “Peligrosidad: venenosa” y “No se ha descubierto ningún antídoto para su veneno”.
Es imposible defender un mensaje como este. Es una vergüenza social en un país que se precia de tener una ley modélica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Porque sí, hemos tenido grandes avances, pero los desafíos no se acaban, y quizá una de las lecciones más dolorosas de ese camino es que la forma de violencia más difícil de erradicar es la simbólica y este letrero es un claro y flagrante ejemplo de eso.
Usar el machismo como chiste es inaceptable. Siempre lo ha sido, pero en estos tiempos más que nunca. ¿Dónde queda la revolución feminista que estamos construyendo?
El cinismo de este mensaje es evidente. Al llamarnos «cuaimas caseras» se está reviviendo la época en que se nos etiquetaba como histéricas o locas. Al sugerir que los hombres son víctimas de nuestros «ataques de agresividad» se ignora y se minimiza la realidad de que es a nosotras a quienes el machismo nos violenta y nos mata todos los días. Al llamarnos venenosas seguimos pregonando que somos malas y problemáticas (y que merecemos que nos peguen en la casa, por ejemplo).
Al colocar este «chiste» en un espacio que visitan diariamente niñas, niños y adolescentes, se sigue perpetuando el mensaje destructivo de que las mujeres somos irracionales, incapaces y, en esencia, un peligro que debe ser controlado.
E igual de fatal, se le enseña a nuestras jóvenes a que sigan siendo, sin cuestionarlo, partícipes de los micromachismos cotidianos, a burlarse de sí mismas y de otras mujeres, a normalizar eso que las violenta y a identificarse con esa violencia como un lugar donde vivir cómodamente porque es «nuestra cultura» y «nuestro humor».
Investigué y aparentemente es un cartel que lleva allí ya unos cuántos años. ¿De verdad a ninguna de las autoridades que ha tenido este espacio le llamó siquiera la atención? Ante todo se me hace muy triste.
Ojalá las autoridades de Inparques y MinMujer se den una visita por el terrario y hagan algo. Es fundamental remover este mal intento de broma que no solo nos ofende, sino que nos hace quedar mal como sociedad frente a todos los visitantes, nacionales e internacionales, que asisten a este bonito lugar.
Y de paso ponen el mapa de Venezuela sin el estado Guayana Esequiba.
Pubicado orginalmente en: www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/cuaima-casera/, 02/10/25
POR ROSA RAYDÁN • @rosaraydan
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta