La convocatoria este 2025, busca rendir honor al “Poder de la diversidad”, un lema que encontró respuesta en el crisol de expresiones. Pintura, escultura, dibujo, artes gráficas, arte mural, fotografía, arte textil, videoarte y documental, ensamblaje y objetos artísticos, son las disciplinas que congregaron a artistas de diversas latitudes. Cada obra realza la pluralidad y expresa la visión de los pueblos en resistencia contra la hegemonía cultural.
Según Zacarías García, director general del Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio (Iartes) de Venezuela y productor de la Bienal del Sur, manifestó que el evento busca rescatar y celebrar que compartimos “un mundo que es diverso por sus orígenes, por su latitud…”. Además, contrarrestar la occidentalización desde la alimentación, hasta lo que construimos como sociedades.
Bienal contra la guerra
El contexto internacional actual supuso un reto para la organización. El productor del evento expuso que algunos artistas optaron por no asistir, mientras que otros llegaron con cierta aprensión. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula al comprobar que la vida aquí sigue su curso: “vieron a la gente bailando, compartiendo una cerveza” y, sobre todo, confirmaron que la vida cultura se desarrolla en medio de las hostilidades imperialistas.
En esta edición los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) considerados por el maestro Zacarías como una insurgencia crucial en el panorama global, forman parte de los países invitados. Se trata de naciones que están transformando los paradigmas económicos, culturales, desafiando los determinantes impuestos por el mundo moderno.
“La Bienal del Sur se alza como un testimonio de que ese relato único está siendo resquebrajado”, acotó el también artista plástico.
Territorio, Imaginario y Cuerpo
Las obras seleccionadas, según el equipo curatorial, se enfocan en tres ejes conceptuales principales: Territorio, Imaginario y Cuerpo. La resistencia contra el colonialismo es una de las temáticas que predomina en la exposición del Museo de Bellas Artes en Caracas. La combinación de colores, culturas, texturas, representan un arma almada para enfrentar a quienes pretenden borrar la identidad de los pueblos del sur global.
Obras como Venezuela Azul: descolonizada y caribeña, de Reddy González, nos invita a mirar más allá de nuestras costas a nuestro mar territorial. Hugo Newton, llegó a la capital desde el estado de Anzoátegui para compartir recuerdos en sus obras “Vuelo” y “Nacimiento de fénix”, donde se unen elementos de la vida y los sueños. Evocan el paisaje horizontal de su terruño y una imagen que conserva de los balancines en su niñez: máquinas que se movían como pájaros metálicos y que comían petróleo.
Apreciaciones que lo llevaron a crear sus propias aves, representadas en dos obras de dos metros cada una que forman parte de su repertorio actual. Para Newton, su objetivo es “mostrar lo positivo, lo bonito”, para hacer frente a los momentos desagradables.
Entretanto, el artista caraqueño, José Trinidad García Hernández, participa por tercera vez en la Bienal del Sur. En esta ocasión, presenta su obra fotográfica “Caracas dupla mirada”. La serie utiliza técnica de doble exposición, mostrando dos perspectivas de la ciudad. El trabajo aborda realidades sociales, con enfoque en el ser humano y la fragmentación urbana.
El artista mencionó que su obra permite múltiples interpretaciones e integra voces colectivas. La muestra fotográfica representa, según explicó, “elementos que construyen y fragmentan a la sociedad”.
Arte textil y resistencia
La poeta y artista cubana, Giselle Lucía Navarro, es una de la expositora que brilló con arte textil. Manigua es su obra de tejidos rojos y negros, que van dibujando zonas boscosas; abundante maleza que no solo es emblema del ecosistema de la isla caribeña, es connotación histórica y simbólica de resistencia, refugio y soberanía.
Nyambo Masa Mara, de Rwanda, dijo presente con “The Skin we were told to wear” (“La piel que nos dijeron que vistiéramos”). Una mezcla de colores y texturas que simbolizan la diversidad de voces originadas en la cuna de la humanidad, y cómo estas voces se transforman en historia y memoria que irradian hacia todos los continentes.
Estas piezas, junto a otras cuyos telares arropan nuestra vista y entretejen reflexión, refuerzan el eje temático de la Bienal: el arte como plataforma para la multipolaridad y el diálogo cultural desde el sur global, en este caso, incorporando una poderosa narrativa.
Luz y cosmos
Carmelo Raydán nos ofrece “Bajo la Luz del Cosmos”, una mirada focalizada en la Venezuela que trasciende por su belleza y tradiciones. La muestra la componen 52 fotografías, mezcla de blanco y negro con color, que condensan 48 años de trabajo del autor.
Raydán presenta una visión del país que busca ser atractiva e informativa, centrada en dos ejes: lo natural y lo cultural. El aspecto natural se manifiesta en paisajes. El fotógrafo selecciona escenas sin contaminación, siempre buscando la belleza posible. En el ámbito cultural, las imágenes exploran la arquitectura, el ambiente de los mercados, y elementos de la religiosidad local.
Excluye lo foráneo y elementos que refuercen el relato negativo. Su obra prioriza las tradiciones venezolanas, las épocas colonial y pre-petrolera, apartando influencias culturales externas y manifestaciones modernas.
El propósito central de la exhibición es devolver el orgullo por lo propio. Es un “contraataque” fotográfico frente a lo que considera una suplantación de la cultura nacional por manifestaciones extranjeras. Se considera una “introducción en la Venezuela profunda” que, más allá de seducir, la intención es mostrar aspectos del país que, incluso para muchos venezolanos, permanecen desconocidos.
La Bienal del Sur crece entre otras bienales con más trayectoria. Se supera, y este año la innovación llegó con exposiciones inmersivas, y reivindicando las artes que antes eran consideradas “artesanías”.
Es una plataforma que permite escuchar la voz del artista a través del color, de la imagen, de la forma, para que los y las visitantes se enamoren de aquello que les identifica y defiendan el acervo cultural del territorio, la raíz, el imaginario, la memoria colectiva.
POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz