16/02/2023. Este 2 de febrero, se cumplió un año más del nacimiento y también de la partida física de quien es reconocida como la muñequera del pueblo, Zobeyda Jiménez, la tantas veces llamada loca, sobre todo por quienes, desde el poder institucional, no tenían la capacidad de ver en lo profundo de su corazón, de escuchar la voz íntima de su sentir por la cultura de nuestro país. No fue una mujer de élites, aunque desde donde yo la veo, fue, es y será una vanguardista, con un pensamiento de avanzada, a veces encriptado, para que solo fuera escuchado desde el corazón.
La conocí a través de la profesora y cantora Alejandrina Reyes, quien ha sido una de sus muñecas más fieles, cada retazo de ella está bordado por el pensamiento cimarrón de Zobeyda. Me invitaba a sus cumpleaños, a su defensa de tesis en el CEPAP y lamentablemente compartió conmigo, aquellos momentos aciagos de la enfermedad y despedida de la Zobe. Llorando me decía: se nos muere Ara, se nos muere. Un dolor profundo que se convirtió en canción, en poemas, en muñecas de trapo, en historias y en compromiso, que en lo personal he asumido, desde cualquier espacio donde me ha correspondido estar.
Milito en Zobeyda, porque nos enseñó a amar aquilesianamente, las cosas más sencillas de la vida y a sostener el derecho a ser feliz como principio. "Quiero niños felices, gente feliz”, decía. Sabía Zobeyda que la felicidad es un peligro, que buscarla es un atrevimiento, por eso la llamaron loca. En su nombre y desde hace once años, la locura ha crecido. Cientos de mujeres por todo el país y fuera de nuestras fronteras (Rusia, Cuba y México), han asumido el testigo de hacer muñecas de trapo y celebran ampliamente en plazas, aulas de clase, debajo de las matas de mango, en museos, galerías, calles, esquinas, el "Día Nacional de la Muñeca de Trapo Venezolana"
Esta gigante que declaraba tener siete años, y que "a veces era Zobeyda, a veces era muñeca" se atrevió a proclamar la libertad y a disputar el sentido político-estético de las muñecas industrializadas, para proponer "las bellas muñecas del pueblo" sin molde, sin patrones, porque la vida es así, sin fórmulas mágicas, ni perfecta. Con Zobeyda decimos, que toda revolución, debe reconocer entre su pueblo a aquellos y aquellas, cuyas producciones tangibles están relacionadas con la simbólica fundante de su identidad. Ninguna revolución se gana, si no se tienen los elementos culturales, para defender una idea, una utopía, una patria.
POR ARACELIS GARCÍA REYES • @aragar1