05/12/2022. Este pasado 17 de noviembre estaría cumpliendo ochenta y seis años, uno de los poetas más consecuentes de la palabra, Edmundito Aray. Celebramos su paso por la tierra y su compañía grata y amorosa, mediada por películas, poesía, política y su mirada dulce, llena de caramelos, tiramisús y quesillos que comía a escondidas y de lo cual éramos cómplices.
Edmundo Aray, economista, poeta, ensayista, cuentista, cineasta, profesor universitario. Era una palabra andante que gustaba de vestir pantalones de pana acanalada y una boina estilo inglés, que combinaba con sus pantalones. Un maletín iba con él, como parte de su vestimenta y esa palabra que regalaba a propios y extraños como se regala una flor al amor. Altamente emotivo, era frecuente verle los ojos aguarapados como si contuviera el llanto tras cada evento que movía sus emociones. En él todo tenía una memoria, ya fuera la propia o la de otros que se escondían a propósito dentro de él, para poder hablar en su lengua poética.
Edmundo, se definía ‘martiano’, amaba a Cuba como una patria hermana, a la cual acudía cada cierto tiempo para cumplir su compromiso con el cine Latinoamericano. “Óyeme tú” y “Asere” eran dos de las expresiones con que nos relataba entre conversa y conversa su estancia en la isla a la que juró defender nuestro americanamente.
Poeta en todas sus formas, le dedicó buena parte de su vida al cine. Treinta y siete obras cinematográficas dan cuenta de ello. Su última película, La Fuga narrada a través de los veintitrés sobrevivientes del cuartel San Carlos, una época del país, el encierro, la tortura, la distancia, la muerte.
Más de sesenta y siete publicaciones, entre las que destacan: dieciséis libros de su poética, más de cincuenta guiones para cine, trabajos de economía e historia, en los que consideramos de obligatoria lectura la biografía Che: economía política y socialismo. Un sin número de entrevistas a destacados hombres y mujeres de la América Latina y otros escritos Edmundo Aray.
Como poeta militante, destacó por ser cofundador de importantes grupos literarios del siglo XX: Vasudeva, Sardio y El Techo de la Ballena. De igual manera, fundó junto a Ramón Palomares y Efraín Hurtado la revista Rocinante (1968-1971), publicación que a pesar de su corto tiempo, supo establecer contacto afectivo entre los articulistas de aquel pliego de cartulina doblada en cuatro y sus lectores, quienes esperaron ansiosos ver aparecer la edición número 27 que no llegó a publicarse.
POR ARACELIS GARCÍA REYES • @aragar1
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