“Leer es agarrar piedras”
Eduardo Gasca.
Si algo debemos tener en cuenta los escritores, aprendices o experimentados, es que necesitamos un compañero que nos apoye en nuestro proceso de crear libros de cuentos y novelas. Que de eso se trata este encuentro semanal. Sostengo que a escribir literatura no se enseña, es una práctica individual cuyo resultado va a depender de tu esfuerzo y talento. Sin embargo, sí se puede acompañar para que el camino largo de convertirse en escritor, escritora, no tenga tantos tropiezos y padecimientos. A esos compañeros les podemos llamar tutores o lectores externos. Yo les digo Maestros, Maestras.
Aunque estudiemos y nos formemos, habrá un techo o limitación que en determinados casos, no nos dejará progresar según lo deseamos. Por eso necesitamos de la visión y opinión de otro que sepa más que nosotros. Ese alguien, que llamaremos con el nombre de maestra, maestro, tendrá una perspectiva integral del manuscrito y estará mejor preparado para detectar las fallas, si las hubiere. Preferible es que sea experimentado y de entera confianza. Como no es autor, pero sí diestro de nuestro estilo y del género, podrá evaluar, desde una distancia conveniente por objetiva, así hará las recomendaciones que enriquecerán la obra en proceso.
Siempre será mejor si también es escritor. Algunos corren con la suerte de conseguir un editor que hace de maestro. No es frecuente, no obstante ocurre. Les aseguro que tener un tutor no es estrictamente indispensable, pero sí hará grato y más fácil este camino grandioso que es crear mundos posibles. Deberá poder leer tus manuscritos con la reserva necesaria para que puedas mantenerlos inéditos hasta que les llegue el momento de brillar, bien sea por una oportuna publicación o porque te sirva para enviar a un concurso literario.
Es distinto el tutor que acompaña los procesos de escritura de aquellos modelos literarios que, de alguna manera, inciden en nuestra formación, sí, de los que hemos leído y releído su obra. Me refiero a los Hemingweyes, los Cortázares, las Youcenares, los Baudeleres de cada una, (ja). Dicho hasta la saciedad: cuando leemos, aprendemos. Entre ellos incluyo poetas y narradores por igual.
Antes de cerrar el artículo de hoy, quiero compartir con ustedes la más edificante e inolvidable lección que me diera hace algunos años mi maestro Eduardo Gasca. Estaba yo en un período “bache” entre un libro y otro y en uno de nuestros frecuentes correos me preguntó que qué estás escribiendo. Mi respuesta fue sólo leo, a lo que él respondió con el epígrafe con el que comenzó este encuentro semanal. Gracias por acompañarme hasta aquí.
Ñapa: Recomiendo la lectura de Contracuerpo, del escritor venezolano Wilfredo Machado. Como sé que les va a impresionar el cuento, referente de nuestra mejor literatura, busquen también Libro de animales de este mismo autor y dispónganse al disfrute de un Bestiario de altísimo nivel.
POR ESMERALDA TORRES • @esmetorresoficial