12/05/23. Es el año 2043 y Shakira lanza su éxito número 1000 a costillas de otro corazón roto en un feed, y por la cizaña del productor Bizarap. Durante el mismo año la joyita de Anuel le dice a la Karol G que la extraña en el bautizo de su octavo carajito, y ninguno es de ella.
En las redes sociales el público siente gran atracción, "enganche", por las relaciones de los famosos. Y como en toda relación al inicio, el amor es una magia, pero como pasa en la realidad, estás relaciones en la mayoria de los casos terminan. Allí es cuando comienza la expectativa en el público, ¿Volverán?, ¿Hablarán del otro?, ¿Es definitivo? En los famosos es el momento de la catarsis, y a veces se manifiesta a través de su ejercicio profesional. Esto se ha traducido en una suerte de hits musicales mundiales, que "le tiran" al ex, aludiendo sus defectos y exponen las fallas de la difunta relación. También sucede que atacan a terceros, esa nueva pareja que uno de los dos tiene.
Y aunque esto les genere millones y muchos prefieran llorar un despecho forrados en dinero, creo que deja ver la vulnerabilidad a flor de piel de esos seres de carne que se enmascaran tras la fama.
El duelo de dejar al ser querido y el no saber como afrontar el fin de una relación de pareja, nos hace esclavos de mentiras, decepciones y expectativas irreales. Cada quien vive su duelo a su manera, habrá quien adopta un perro, se reencuentra con amigos, saca un clavo con otro, o en soledad se cose las heridas. Este no es un comentario para que te salpique.
Este tema que hoy registro para que no se pierda en el tiempo, me causa ruido porque va más allá de la fama y, aunque no son los primeros que hacen una canción de despecho, están generando paradigmas de cómo se construyen o se renuncia a las relaciones (quien analice las letras entenderá la preocupación).
Que difícil es terminar en términos pacíficos y que fácil es alargar una despedida por dolorosa que sea, aunque eso vaya en detrimento de nuestra paz. Aunque no es mi estilo resumir una relación de años en tres minutos de frases estúpidas del pop o reguetón y que cada quien reconstruye su corazón a su manera, hay que meterle el ojo a lo que como artistas sentenciamos. Que entre mujeres no nos lancemos comparándonos con un carro, que entre hombres no sean tan bobosos para creer que el sexo es lo único que pueden ofrecerle a una mujer y por lo único que serán recordados.
Ojalá todos fuéramos famosos y así poder facturar con lo que sentimos, pero aún más allá, ojalá todos pudiéramos contar con la auto reflexión, la red de apoyo y la inteligencia emocional para no hacer de nuestra vida un circo mediático. Aunque a los mortales no nos sigan millones de fans, somos muchos quienes conectados desde la virtualidad nos ponemos en riesgo al exponer nuestras facetas más vulnerables, e identificarnos con estos personajillos que también se despechan, pero jodiendo al otro o la otra, y nadando en rial.
POR MARÍA ALEJANDRA MARTÍN • @maylaroja
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ