Por María Eugenia Acero Colomine • @mariacolomine / Fotografia Alexis Deniz • @denizfotografia
El mundo de la danza venezolano da cada vez más de qué hablar por el ingenio y creatividad de sus protagonistas. Se han venido desarrollando artistas integrales que nos sorprenden gratamente con la versatilidad de su talento y su compromiso de llevar el arte cada vez más allá. Una de nuestras bailarinas más representativas de la movida artística actual es la artista Yulika Hernández.
Yulika tiene muchos años desempeñándose activamente como bailarina, actriz y formadora de nuevas generaciones, imprimiendo en cada obra su sello personal de originalidad.
-¿Cómo se define Yulika Hernández?
-Soy una mujer muy apasionada con todo lo que hago. Desde pequeña, comencé a bailar distintos estilos: ballet, danza contemporánea, danza tradicional, salsa, urbano. Al pasar el tiempo, sentía que quería ser una intérprete integral y descubrí el teatro. Esto me llevó justo a lo que quería, reconocerme en lo que hago y expresarlo en escena para fundirme con el público en ese instante.
—¿Cuál es tu género de danza favorito?
—La salsa vieja y me gusta la danza contemporánea.
—¿Cuáles consideras que deben ser las habilidades de un buen bailarín?
—Deben ser la constancia, la disciplina, el reconocer cómo su cuerpo se mueve y expresa, para así ser uno con el movimiento, amar lo que se hace.
—¿Cómo ves el mundo del baile en Venezuela? ¿Qué le falta y qué le sobra?
—El mundo del baile en Venezuela va en expansión. Hay muchas personas con necesidades de mover su cuerpo, de sentir la danza. Eso es muy positivo, sin embargo, siento que falta más educación con relación a la danza para que llegue a más personas que quieren bailar. Sobre todo, ir a ver los distintos repertorios que nuestros bailarines preparan con tanta entrega.
—¿Cómo observas la participación de la mujer en la danza?
—Como una energía potente. La mujer por muchos años e incluso en la actualidad ha sido muy reprimida desde muchos aspectos y eso ha hecho que tengamos una amnesia muscular. Vamos olvidando cómo se mueve el cuerpo y nos volvemos autómatas. Bailar es una reivindicación a nuestro cuerpo: nuestro útero, nuestro proceso creativo al desbloquear todos esos años de represión y sentirnos libres, plenas y amadas por nosotras mismas. Una mujer que se ama a sí misma es poderosa.
—¿Cuáles han sido los proyectos que más te han gustado?
—Los que involucran a los niños y niñas. Bailar y actuar para elles es algo que me llena de felicidad. Desde mis 17 años comencé a hacer teatro infantil y mi primera obra se llamó Los juguetes de Pablo, una obra escrita por Luis Eduardo Pérez, director del Grupo Entretelones y dirigida por Gladis Prinse. Mi personaje era un juguete autóctono de Venezuela llamado la zaranda. Era muy importante que supiera bailar, porque todos mis desplazamientos eran girando. Fue una experiencia muy hermosa que atesoro en mi corazón.
También he tenido una experiencia maravillosa con los niños de la parroquia de Coche. Allí descubrí que es muy gratificante poder transmitir a otros parte de tu conocimiento y además ver cómo lo aplican desde sus propias realidades, sintiéndose contentos de ver su evolución y soñando con convertirse en artistas. Hoy por hoy, comparto escena con varios de mis estudiantes de entonces y ellos me agradecen por ser parte de su proceso. Yo les agradezco de igual modo por permitírmelo.
—¿Cómo ha sido tu experiencia en la actuación?
—Mágica. Para mí actuar es un constante descubrimiento de mí misma. Estar en los zapatos de un personaje es un compromiso increíble que me llena de tanta energía. El teatro para mí es vida. El teatro salva vidas.
—¿Qué debe tener un artista integral?
—Pasión y visión. Te conviertes en promotor de tu arte y eso implica que debes estrenar para estar siempre activo. Investigar para estar siempre consciente de todo lo nuevo y cuestionar. Uno va creando su propia metodología con el pasar del tiempo y las experiencias adquiridas. Esto debe apasionarte.
—¿Cómo ves la escena artística en Venezuela?
—En estos momentos se están gestando cosas interesantes. Hay una efervescencia necesaria de la movida cultural, tanto para el artista como para el país en general. Es muy importante seguir impulsando esa escena artística.
—Quiénes son tus principales referentes artísticos, morales y espirituales?
—Mercedes Sosa, por ser una mujer valiente que hacía lo que su corazón le movía. Convencida de utilizar su voz y genial creativo para hacer un arte que mueve fibras y trasciende en el tiempo.
Edgar Ramírez, por su carácter terco y empecinado en creer y crear sus sueños. Ese foco al que nunca le quito el ojo, esa entereza de avanzar por lo que desea lograr.
Freddy Mercury, simplemente por saber que es capaz de mover a millones de personas con su voz, que -a pesar de las adversidades- la confianza y la convicción en sí mismo, lo llevaron a elevar su genio al potencial que la vida le permitió.
Nina Simone, por permitirse ser blanca aunque era negra, aguantando humillaciones para poder encontrarse con su elemento (el piano) y convertirse en una sola, sin importar su color de piel al escucharla.
—¿Qué bailarines consideras los más destacados de Venezuela?
Para mi, ser bailarina no lo determina solo unas habilidades físicas. Un buen bailarín desde mi perspectiva, es aquel que no solo mueve su cuerpo, también mueve los cuerpos, las fibras, el alma de quien está disfrutando de su trabajo. En este sentido podría decir que mi padre es un excelente bailarín de salsa, ya que todos a su alrededor disfrutan de su gracia con el movimiento y empatizan con su emoción.
También el coreógrafo y bailarín Félix Oropeza porque después de bailar en distintas agrupaciones y de explorar por distintos estilos la danza, se reconoció en su propio movimiento y hoy nos habla de la danza malandra y cómo esos códigos tan nuestros forman un lenguaje y nos caracterizan.
Saima Rada, porque esa mujer que veo tan potente y que me cuenta en sus movimientos tantas cosas, que tan solo verla bailar ya la quiero abrazar.
Sin duda que hay bailarines increíbles en Venezuela, con habilidades infinitas y todas las posibilidades corporales para desarrollar el movimiento y eso me emociona. Yo, como artista integral me conecto con la verdad del movimiento más que con las destrezas del bailarín
—¿Te sientes realizada? ¿Qué te falta por hacer?
—Me siento agradecida de hacer lo que amo. Aún falta más trabajo, investigación y obras. Ahora es que hay Yuli para rato.
—¿Qué mensaje deseas darle a la comunidad de Épale CCS?
—Primero, agradecerles por ser ventana de artistas emergentes y que podamos con cada respuesta autoanalizarnos y sentir realmente por qué hacemos lo que hacemos. Sigan construyendo una comunicación efectiva amorosa y cómplice, como la vienen haciendo. Gracias por esta entrevista amorosa para mí.