13/07/2023. Los calificativos de la Dama del Son, la Sonera del Caribe y Sonera de Venezuela no fueron en vano. Ella se los ganó a punta de esfuerzo, trabajo, constancia, disciplina y, especialmente, mucha pasión.
Rogelia Medina Romero se dio a conocer como Canelita Medina. Fue la cantante con más tiempo en la música tropical y caribeña en Venezuela. Nació el 6 de marzo de 1939 en La Guaira. Sobre sus inicios, la cantante le expresó al cronista musical Ángel Méndez, en su columna Swing Latino de Ciudad CCS (7 de julio de 2011): “Yo quería ser maestra o enfermera, pero no me aceptaron en la Escuela de Enfermería porque no tenía edad. Para ese momento ya vivíamos en la parroquia La Vega”.
Canelita era una mujer muy amable, muy cercana y con mucha educación. No andaba en poses de diva ni nada parecido. Eso sí, cuando se subía al escenario impactaba por su presencia: era elegante, muy sobria y, al empezar a cantar, emocionaba aún más con esa potente voz que representaba a todo el Caribe.
Nació una estrella
Canelita siempre tuvo una afición por el canto, así que comenzó a participar en programas de radioaficionados en la capital. Fue en una antigua radio, Ondas Populares, en un espacio llamado Buscando estrellas, donde la futura artista vio una gran oportunidad para lucir su arte. Ella recordaba en la misma entrevista a Ángel Méndez que junto a ella también competían Estelita del Llano y Luisín Landáez. “La primera vez me pitaron, pero me dieron otra oportunidad y los muchachos de la Sonora Caracas me ensayaron escondido y cuando me presenté arrasé con todos. Desde ese mismo día comencé a trabajar con la Sonora Caracas”, aseguró y eso sucedió a mediados de los años cincuenta.
Sobre el nombre artístico, aclaró que “ese programa era animado por uno de los hermanos Zárraga y por Henry Altuve. Ellos comenzaron a buscarme un nombre artístico y me pusieron Canelita, y así me quedé hasta el sol de hoy”. En la Sonora Caracas le escribieron Canela soy, una guaracha que se convirtió en su carta de presentación.
Hay una anécdota que Canelita solía contar y fue cómo conoció a Celia Cruz. En 1956, de acuerdo con el archivo hemerográfico que lleva el investigador Gherson Maldonado, se presentaba un mano a mano entre la Sonora Matancera con Celia Cruz, y la Sonora Caracas con Canelita, en el Teatro Libertador de Maiquetía. Era la ocasión especial y, prácticamente, el lanzamiento de Canelita por todo lo alto. La cantante decía que cuando iban en el camino, estaba muy nerviosa y decía que no “podía competir con esa señora”. Eso lo recordaba, entre risas, incluso en muchas de las entrevistas que ofreció. A la final, se conocieron y ambas soneras cantaron.
Después de esa etapa con la Sonora Caracas, a la intérprete se le abrieron más puertas: Los Megatones de Lucho, Los Caribes de Víctor Piñero, Pedro J. Belisario, Las Estrellas Latinas, Federico y su Combo, el Sonero Clásico del Caribe, Naty y su Orquesta, Alberto Naranjo, entre otras, y ya a finales de su carrera con el maestro Andy Durán.
Canelita Medina se fue consolidando como una representante de la música tradicional cubana en el país, en específico, de sones y guajiras -como se llama uno de sus discos- y, por otra parte, como la voz femenina con más tiempo en la salsa. Ella le abrió el camino a otras mujeres venezolanas en la música afrocaribeña. A la sonera de La Guaira también le tocó lidiar en un ambiente musical manejado por hombres.
El talento, el empeño y el amor por la música fueron las cosas que consagraron a Rogelia y la llevaron al lugar que se merece: La Sonera de Venezuela y del Caribe.
POR MERCEDES SANZ • @mercedes.jazz
FOTOS LYSBETH WEFFE