25/09/23. Voltear la mirada hacia atrás en estos días duele. Hace nada, quienes sobrevivimos fuimos los testigos de un evento sin precedentes en la historia de la humanidad. Un virus amenazó con la estabilidad del planeta y nos obligó a repensar la vida, a valorar bendiciones que antes dábamos por sentado y a confinarnos para escapar de la desgracia. Millones de almas no pudieron vivir para contar esta historia que aún no terminamos de digerir. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el fin de la pandemia, quedan esquirlas de miedo que asoman cada vez que alguien estornuda o al entrar a un lugar cerrado.
Con el pasar del tiempo, se hace pertinente reflexionar sobre esta experiencia. Es el momento de recopilar la memoria sobre cómo el mundo batalló por la vida y todas las múltiples dimensiones sociales, políticas, éticas y médicas del virus más mortífero hasta ahora del siglo XXI. A pesar de toda la información que corre gracias al Internet, hay que admitir que muchos no terminamos de entender bien qué sucedió. Esto ha sido un caldo de cultivo propicio para toda clase de especulaciones e hipótesis que han alimentado el imaginario de nuestro inconsciente colectivo.
En aras de ayudar a sistematizar y reflexionar en torno a este tema, el autor Miguel Ángel Contreras Natera presentó recientemente el libro “Los laberintos de la pandemia, depredación y razón científica y laboratorio colectivo” (Invesciencias, 2023), en la sede de la Casa de la Cultura Dr. David Ferriz Olivares. De acuerdo con Marcus Roitman, en el prólogo de este libro, “…entrelazar visiones procedentes de distintas disciplinas para alcanzar una nueva comprensión de la pandemia. En esto radica el gran valor de este trabajo”. Con esta obra de 330 páginas, el autor busca cuestionar las versiones oficiales en torno a la pandemia, incluyendo los pronunciamientos de la OMS.
De acuerdo con Contreras, con la covid el laboratorio salió de un cuarto cerrado y se instaló en la calle. “La pandemia de 2020 fue un vasto experimento social. Ahora bien, el uso de los antivirales produce efectos cardíacos. Es aquí que se produce el debate en la industria farmacéutica en torno a las vacunas. Durante ese tiempo aparecieron investigaciones falsas, y con el tiempo las inyecciones fueron puestas en entredicho. Tenemos el ejemplo de la marca Moderna, que quedó atrás en la carrera de las vacunas debido a que se comprobó que no estaba trabajando con datos fiables.
El covid nos confrontó con la muerte. En torno a este tema, la filosofía no puede taparse los oídos ante el grito de las víctimas. Debemos interrogar a las víctimas. Se debe abrir un debate científico, geopolítico y epistemológico. La globalización de las enfermedades está asociada a un proceso de globalización económica. La covid es un hecho histórico que ha abierto nuevas configuraciones. No hay un origen único de la pandemia. Este biovirus se convirtió en un psicovirus.
Este libro está pensado para abrir un campo de investigación más importante. Este ha sido un vasto experimento donde el objeto hemos sido nosotros. Hay varias apuestas por imponer un modelo global. Se tomaron medidas maltusianas contra África, por ejemplo. Cada quien miraba su laboratorio. Las informaciones no han sido coherentes. En algunos ámbitos de la ciencia ha habido una cooperación importante. El modelo de confinamiento chino fue global. Se impuso el rentismo farmacológico, y se aligeraron los protocolos de investigación para las vacunas. Hay una competitividad en las industrias farmacéuticas que se esconden tras un bien público. Los conocimientos alternativos no se tomaron en cuenta.”.
Miguel Ángel Contreras Natera es sociólogo. Fue director ejecutivo del Instituto Social de MERCOSUR. Es doctor en estudios del desarrollo por el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes-UCV). Es profesor agregado de teoría social de la escuela de sociología de la Universidad Central de Venezuela e investigador asociado del Centro de Estudios de la Ciencia del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), del que es también jefe del laboratorio del Teoría y diseño de Sistemas Sociales Complejos.
POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
FOTOGRAFÍAS CORTESÍA