09/11/23. “¿Y sale?” La pregunta de ella, delante de ellas, me hizo recordar la sensación.
“¿Hace cuánto te la hiciste?”. Y así, de repente, era entrevistado. Con ganas de encender la grabadora, las preguntas se sucedían rápidas, como en bicicleta. En resumen, la cosa fue así, compañera. Y usted, compañero, corra hacia el futuro, como dice la canción de La Misma Gente:
En la rayita que hace la unión, ahí en el escroto, una mano enguantada (a mí me tocó que pude verle las uñas pintadas…o fue producto de mi imaginación), sosteniendo un bisturí, hizo una pequeña incisión. No duele nada.
Sí, lo sé: esa zona es muy delicada.
Antes, por supuesto, con una aguja chiquitica, te ponen anestesia por ahí cerquita. Duele menos que cuando te puyan el dedo anular (“¿Por qué ese dedo?”, le pregunté a la bioanalista; “¿Te imaginas no escoger un dedo entre tantos dedos de tantos donantes de sangre?”, repreguntó. “Estás en la raya”, y doné. Es otra forma de soberanía), así que dejemos el culillo. A veces pinchan en el pulgar.
Entonces, cortan, sacan el conducto deferente de una manera decente; uno aprovecha para verlo, y con el tiempo, aprender a quererlo. Cauterizan, huele a quemao, meten todo bien acomodao, un par de puntos, que tampoco duelen, y te vas para tu casa, recién operao, y reflexionao.
Un mes sin relaciones sexuales.
Que cada quien sostenga su ritmo.
Vas, haces la prueba que mide si salen o no salen.
Esperar un mes para la primera vez, puede resultar angustiante pero, con ayuda mediante, usted no se afana y si le vienen ganas, piense en hacer otra vez eso de ponerse de ese modo para que le corten ahí. Una sola vez se hace, luego de pensarlo mucho; que si ya tengo cuatro, o dos o tres y ya pasé los cuarenta; que si me pasa algo después y ya no me tendrían en cuenta, o que si siento distinto porque entonces me arrepienta.
Prueba superada: no hay espermatozoides.
¿Y ahora?
Bueno, varios años después, contarlo fluye mejor en la voz de ella, compañera del poeta y cineasta Eduardo Viloria Daboin, que pasó antes que yo.
O de ella, compañera del escritor Ernesto Navarro, que pasó después.
O de ella.
Dos pasos atrás
“Hagamos una campaña”, dice alguna de ellas. “Plomo”, piensa alguien con esa forma de expresión en esta época de transición. “Está versando mucho”, dice un lector respetable; “¿Pagaría usted por la suscripción a esta revista?”, y José Rafael, el señor de La Pastora, se queda pensando, desde sus 72 años.
A los más arriba nombrados, que se sientan convocados: hacemos una campaña, por Navarro, envanarrao; que Viloria agarre su cámara, y lo deje registrao; que Canorea se encargue, digo yo, de transporte, amaneceres, arengas y del libro que logró, en coautoría porque ajá: que un montón de arengaos se hagan la operación y compartamos el mandao es un asunto muy serio porque ahí es mejor ser acariciado. Por ella sobre todo, porque en esto soberano, mi condición de varón, falocéntrico y heteronormado, compartiendo con ellas, ellos y elles nombrados, por el mismo diputado que tiene rato sin leer la revista…en papel.
¿El prólogo?
De un doctor, por supuesto. Aunque una doctora…
¿Le echas bola?
Después de pensar si consultaba a Roberto Malaver, me arriesgo con ese nombre para La Campaña Nacional para promover la Vasectomía, empezando en Caracas.
La esterilización femenina es un beta, como se dice ahora. Un señor de La Pastora, lector de la revista cuando se imprimía, conversaba con un caminante que, caminándola, la va a recorrer. Fin del otro espacio publicitario.
En cambio, uno sale caminando, y la sigue contando. Entonces, dos pasos atrás de ella, caminando rápido, para no perder la costumbre, una vuelta dio y luego siguió. Yo la seguí y otra vuelta di, solo y acompañao porque uno anda con dios, elementales de ayer, comparaciones de hoy; andamos encampañaos y hablo de mí porque en este regreso a esta redacción, a esta rotación, ella, y su canción, están ahí y aquí y allá. Que se oiga en El Esequibo.
Punto y aparte.
POR GUSTAVO MÉRIDA • @gusmerida1
ILUTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta