30/11/23. Tras la creación del Estado de Israel en 1948, al menos 800 mil palestinos y palestinas, tuvieron que abandonar los hogares que construyeron bloque a bloque, piedra por piedra, sudor tras sudor, para lograr dar a sus hijos una vivienda en la que el calor del abrazo se convirtiera en hogar.
Durante la Nakba, o catástrofe palestina, debieron dejar sus siembras, y ver cómo los recién llegados colonos israelíes cercenaban con aires de autoridad los olivos, símbolos de la cultura palestina y derribaban sus casas. Algunos se refugiaron a otros países, y otros se desplazaron a zonas de la Palestina ocupada, para convertirse en refugiados en su propia tierra.
En pleno siglo XXI, desde hace cincuenta días, el Estado de Israel ha asesinado a más de 13 mil personas, incluidas más de cuatro mil mujeres y más de seis mil niños y niñas. La Franja de Gaza ha visto caer una lluvia de fuego sobre sus casas, sus escuelas, parques y plazas. Las mujeres palestinas han sido testigo de cómo sus familias son tapiadas por los escombros de las casas que construyeron con años de esfuerzo.
Shuruk Duqqa, coordinadora del Movimiento Venezolano de Solidaridad con Palestina, contó a Épale CCS, lo duro que ha sido para la Palestina mujer despedirse de sus pequeños hijos e hijas.
“Las políticas de ocupación son el principal sufrimiento de las mujeres palestinas”, así empieza este relato de Shuruk, quien es hija de refugiados palestinos en Venezuela.
Si bien contó que la naturaleza del ocupante sionista es arremeter brutalmente contra todos los palestinos, en otras palabras, no discrimina entre niños, mujeres, adultos mayores o personas con discapacidad, en años de ocupación y colonización se han agudizado las prácticas violentas contra las mujeres.
“Cada vez más mujeres son secuestradas por el régimen sionista y llevadas a cárceles israelíes donde son sometidas a prácticas de abusos y opresión de todo tipo”, narra Duqqa.
La violencia contra las mujeres palestinas ha sido un puñal venenoso desde la Nakba de 1948, época en la que asesinaron, golpearon, secuestraron, violaron e incluso vejaron terriblemente a mujeres embarazadas.
“Hay testimonios de mujeres a las que les abrieron el vientre, las mutilaron, entre otros crímenes que realmente me aturde hasta poder contarlos”, dijo Duqqa.
Hoy el régimen sionista comete una nueva Nakba, un terrible genocidio, denuncia la activista por Palestina, quien al mismo tiempo manifiesta más allá del asombro, con repulsión: “Es tan macabro pensar que el mundo, o más bien, que la comunidad internacional observa sin tomar acciones precisas contra el opresor”.
Un opresor que ha asesinado un número indefinido de mujeres y niñas en 75 años de ocupación, exterminio y masacres. Ni las mejores estadísticas podrían mostrar una cifra exacta de mujeres asesinadas, abusadas sexualmente y maltratadas por soldados y colonos israelíes.
Mujeres palestinas: dolor propio
Duqqa contó que, actualmente, más de sesenta mujeres y niñas palestinas siguen retenidas en cárceles de Israel por manifestar contra el sionismo, o por el simple hecho de SER. A diario son maltratadas y corren peligro, bien sea por los colonos o por el mismo ejército del régimen israelí.
La activista contó que al menos sesenta y dos mujeres y niñas han logrado salir de estas prisiones gracias a la tregua humanitaria, y tras su liberación, hablaron sobre los abusos a los que fueron sometidas. Desde el irrespeto a sus derechos más básicos como acceso a la alimentación, agua, baño, hasta el aislamiento en celdas como castigo ante la mínima acción de rebeldía. También fueron sometidas a golpes y otro tipo de maltratos y están en condiciones de hacinamiento y suciedad.
Si vivir el maltrato en carne propia es causa de sufrimiento, dolor propio para las mujeres madres de Palestina, es ver cómo asesinan a un hijo o hija, o cómo los secuestran y no saber más de ellos, pero tener la certeza de lo que padecerán tras las rejas frías bajo las miradas de odio de los soldados israelíes.
Duqqa señaló que el maltrato hacia los niños y niñas se triplicó desde el 7 de octubre. Y quienes más sufren este tipo de humillaciones y violencia “somos las mujeres. Una madre, una hermana, una hija que deben resistir en todas sus formas la larga agonía de vivir bajo todo lo que implica la ocupación y colonización”.
Voces silenciadas
Toda mujer o persona que alce la voz de una u otra forma, para exigir la justicia y libertad de Palestina, es de una u otra forma amenazada, sometida a agresiones y castigos. Duqqa comentó que un caso particular es el de Ahed Tamimi. Aquella niña de rizos rebeldes como su espíritu, que gritó al oído de un soldado israelí alguna vez en la Cisjordania ocupada, al ver que maltrataba a sus vecinos.
Ahed, que alzó la bandera de Palestina, al igual que decenas de mujeres, fue silenciada para impedir que a través de sus voces de lideresas se continúe tomando acciones en pro de la causa Palestina, dijo Duqqa.
Agregó otros nombres a la lista de activistas: Rachel Corrie, una ciudadana estadounidense que fue asesinada por el ejército israelí el 16 de marzo del 2003 en la Franja de Gaza, mientras con un parlante gritaba e impedía la demolición de una casa palestina. Hasta ahora, el Gobierno norteamericano no ha buscado justicia por este caso. “Ya sabemos que son cómplices y parte del genocidio al pueblo palestino”, finaliza Duqqa.
Acabar con el vientre fértil
Palestina vive una ocupación desde hace más de 75 años, esto no comenzó el 7 de octubre de 2023, inició en mayo de 1948. Y desde ese momento, la población palestina ha vivido una ocupación, colonización y exterminio en diferentes escalas.
La Franja de Gaza, mide 365 Km2, y tiene una población que pasa los dos millones de personas. Ellas viven allí hacinadas y en condiciones infrahumanas. Además, bajo ataques criminales, se ha impedido el ingreso de la ayuda humanitaria, alimentos, acceso a atención médica, entre otras violaciones.
“Es realmente terrorífico y macabro todo lo que ha hecho Israel bajo el silencio cómplice internacional de las potencias y organizaciones internacionales, que pueden poner fin a este genocidio y buscar una solución definitiva para la liberación de Palestina”, acentúa Duqqa.
Pero es que esto ocurre no por casualidad, y las acciones de la resistencia palestina son el pretexto de Israel para cometer un genocidio en Gaza.
“El plan de Israel es exterminar a la población palestina. Y a quienes sobrevivan, expulsarlos al Sinaí en Egipto e incluso a los palestinos en Cisjordania, desplazarlos a Jordania”, manifiesta Duqqa a Épale CCS.
Y esto, no lo dice Shuruk por decirlo. Lo han admitido los ministros israelíes abiertamente. También lo han develado organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Unrwa.
En ese sentido, Duqqa denuncia que el plan está en marcha desde el inicio de la existencia del Estado forajido israelí en la Palestina histórica.
“Así que bien, asesinar a mujeres y niños es un mensaje para acabar con el vientre fértil y la reproducción de la población Palestina, para facilitar así su plan macabro de colonización en toda la zona del medio oriente”.
Para ello, también han adoctrinado a la sociedad israelí, “en su mayoría sionista y criminal como sus gobernantes, que propician y estimulan la propaganda antipalestina por doquier e incitan a diario al odio, además permiten a los colonos disparar y asesinar palestinos sin ser castigados jamás por la justicia”, condena Duqqa.
No hay otra forma
Duqqa, finalmente, agregó que la violencia a la que son sometidas las mujeres, niños y niñas palestinas, acabará cuando termine la ocupación y colonización a Palestina, “no hay otra forma”.
El mundo entero debe abocarse a la justicia y elevar la voz por la liberación de esa tierra noble, el establecimiento de un Estado palestino donde convivan en paz, como lo hacían antes de que el sionismo llegara a Palestina.
Solo así la violencia, agresión, y demás factores asociados serán erradicados. Además, Israel debe pagar por sus violaciones flagrantes al derecho internacional, derechos humanos y a todos los crímenes de lesa humanidad y de guerra que ha cometido, de una vez por todas debe cesar la impunidad a Israel.
Boicot, desinversión y sanciones a Israel son herramientas importantes que pueden ayudar a lograr la paz justa.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz