29/03/24. Envejecer es un temazo. En los últimos años, nos hemos acostumbrado a escuchar decir que la longevidad se torna un problema. Así, lejos de las ideas de una utópica existencia infinita parece que la gente con la edad molesta. No hay que llegar a los cuarenta para experimentar esa etiqueta como mujer, pero sin duda, diez o veinte años después, el asunto se torna más complejo.
Aunque nos sorprenda, por mucho que envejezca el cuerpo, los derechos no lo hacen. Acompañan a cada persona desde el momento que nace hasta después de su muerte y hoy, hay algunas experiencias que buscan mantener y recuperar derechos, sin importar la edad. Uno de ellos, es el derecho a la recreación. Incluido el de ir a bares y discotecas, en horarios, tipos de música y volúmenes aptos para quienes ya no tienen veinte.
A eso se dedica una sueca que se presenta con el nombre artístico de “DJ Gloria” quien siendo ya una persona mayor, redefinió su perfil y se formó como DJ, convencida del derecho a ir a una discoteca de las personas que tienen más de cincuenta años.
Una idea que, a nosotros, acostumbrados a estructuras donde lo social se funde en lo familiar puede que no nos resulte tan importante como para sociedades acostumbradas a un modelo individualista que rompe los vínculos entre padres e hijos.Sin embargo, la vida no es estática. Menos en tiempos de intensa movilidad como estos, en los que tantos núcleos familiares se han fracturado y comienzan a aumentar los casos de adultos que con los años comienzan a quedar desatendidos, solos, casi huérfanos.
¿Podemos reinventar nuestras aficiones, cambiar de carrera, volver a salir como jovencitos cuando ya la edad nos tocó la puerta? Parece que si la longevidad se logra todo estos serían derechos. Volver a ser o seguir siendo.
¿Qué planes tenemos para los mayores, desde lo comunal hasta lo asistencial? ¿Cuáles son los espacios privados, para seguir aprendiendo, riendo o bailando, qué estamos pensando para ellos? Con más población mayor, con más vida profesional pero también con menos resguardo familiar, parece que no podemos agotarnos a las viejas fórmulas, de las casas de abuelos y que las familias podían resolver. Son modelos nuevos y urgentes, humanizados y lejos del asistencialismo, de la foto entregando silla de ruedas y medicinas.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta