03/05/24. Cuando el fútbol venezolano era sombra y oscuridad, allí estuvo la figura inconmensurable de Luis Alfredo Mendoza, para darle realce con su enorme calidad técnica, su personalidad y su amor por Venezuela.
Después de dedicarle su vida al balompié nacional, Mendocita falleció en días recientes a los setenta y ocho años, tras batallar contra una enfermedad que lo fue minando. Nacido en Caracas el 21 de junio de 1945, fue la primera estrella del Futve y uno de los que más luchó para que el jugador criollo fuera valorado. A los quince años ya era la estrella del Banco Agrícola y a los cuarenta y dos dio dos asistencias y metió al Caracas en el hexagonal final de 1986. Un crack.
En la época del llamado fútbol de colonias del país, donde los equipos de primera división llenaban sus plantillas con estrellas venidas de toda Suramérica, Luis Mendoza se abrió paso con su insuperable habilidad con el balón y su potencia.
Fue figura en el Deportivo Italia, Galicia, Estudiantes de Mérida, Portuguesa y Caracas Yamaha, donde sumó títulos y participaciones internacionales en la Copa Libertadores.
Su pegada de gurrufío, como el propio Mendocita bautizó su disparo, era una bomba de media distancia impredecible con la que convirtió su gol más celebrado en la selección Vinotinto. Fue en el partido de vuelta ante Colombia en el estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela.
“En un saque de banda de David Mota al minuto 55, me quité con la pelota pegada al pecho al lateral Gabriel Hernández y unos metros más adelante de la media cancha, pegué un soberbio riflazo sin dejarla caer con un efecto gurrufío”, describió el propio Mendoza en su biografía Ahora vengo yo, el único tanto que Venezuela anotó en esa eliminatoria.
Antes de la aparición de Bernardo Añor padre, Stalin Rivas, Gabriel Miranda, Gabriel Urdaneta, Juan Arango, Salomón Rondón y Yeferson Soteldo, el gran Mendocita fue el primer y único referente internacional de Venezuela, el primer 10 de la Vinotinto y uno de los que más luchó para defenderla de los dirigentes y empresarios de su época para combatir a los embaudores y tracaleros.
Debió jugar cuatro eliminatorias, pero sólo pudo hacerlo en la de Inglaterra 1966 y la de México 1970, porque en 1974 la Federación Venezolana de Fútbol fue sancionada por la FIFA y para Argentina 1978 condenó junto a Richard Páez la nacionalización exprés de futbolistas extranjeros para integrar la Vinotinto para la eliminatoria. Ambos quedaron marginados de la selección.
En 1982 fue el primer Director Técnico nacido en Venezuela que dirigió a la Vinotinto, pero lo sacaron del cargo porque en un amistoso ante España (0-2) en el Olímpico se la jugó con nuevos talentos como Bernardo Añor, Nelson Carreño y César Baena. Lo execraron del Futve, después de que se negó a que el Italchacao jugara en el Brígido Iriarte por las deudas acumuladas. Comandó al Stallions en Estados Unidos y en 2003 regresó a Venezuela, donde no volvió a dirigir, pero siguió repartiendo chocolates en las caimaneras.
Ningún premio de la Liga Futve ni ningún estadio de fútbol nacional lleva el nombre de una de las más insignes figuras venezolanas del balón. Pero su lucha y coraje para que este deporte creciera en el país será eterna.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoru