03/05/24. Hace ya más de una década que entró en vigencia la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, con ella, ha venido un tiempo nuevo donde hablar de mujeres y derechos es usual. Sin embargo, hay áreas -e incluso palabras- que se niegan a doblegarse a los nuevos paradigmas y uno es la manera en la que se reportan los delitos contra la mujer.
El femicidio que es el acto mediante el cual se le arrebata la vida a una mujer es el acto final y más grave de un ciclo de violencia. Su motivación no es la rabia o los celos, es la idea de quien lo ejecuta de tener el derecho a tomar la vida de la mujer porque esta le pertenece o no tiene el mismo valor que la suya. En muchos países -incluido el nuestro- y desde espacios como la Organización de las Naciones Unidas se mantienen campañas que buscan cambiar la manera en la que estos actos son presentados. Pues llamarles crimen pasional, decir que ocurrió porque estaba cegado de celos, porque le consiguió una llamada o en compañía de tal o cual, es mantenernos en viejas ideas que permitían que el padre o el esposo, por salvar su honor o el de la familia, tomen la vida de las mujeres.
¿Si el crimen es pasional y la pasión un sentimiento humano porque hombres y mujeres no cometen en estadísticas similares estos delitos? ¿Por qué las consecuencias jurídicas de cometer estos actos fue tan dificil hasta que se modificaron estas leyes hace tan sólo pocos años?
¿Qué tan grave es la situación? Según UNODC y ONU Mujeres en promedio, más de cinco mujeres o niñas fueron asesinadas en el mundo cada hora por alguien de su propia familia en 2021, sin que tengamos mejorías extraordinarias en los años más recientes. El rol del Estado y de la sociedad en la prevención es fundamental. Para evitar los femicidios debemos fortalecer la atención de los casos de violencia pero también empoderar a las potenciales víctimas y señalar a los victimarios.
Son esas las razones por las que estos actos atroces no pueden seguir siendo presentados desde la banalidad, o, en frases que justifican lo que hizo el asesino y trasladan la culpa a la víctima pues no faltan aquellas insinuaciones de quién la mandó a ir para allá, andar con este o aquel, o no obedecer.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta