11/01/2023. El paso de diciembre a enero no es distinto al que hay entre marzo y abril o entre septiembre y octubre… pero sí lo es. Por convenciones de la humanidad, pareciera que en diciembre se acaba el mundo y en enero comienza uno nuevo.
Uno de los recomienzos más típicos es el de los buenos propósitos. Nos decimos a nosotros mismos (y, en algunos casos, lo proclamamos ante los demás) que vamos a hacer esto o a dejar de hacer aquello. De muy frecuente figuración en esas listas de buenas intenciones está el "hacer más ejercicio", y así vemos como en los quince primeros días de enero, los parques y otros lugares habituales de los corredores se llenan de gente dispuesta a cambiar su vida sedentaria del año viejo.
Si al menos la mitad de esas personas mantuvieran sus planes a lo largo del año, tendríamos un florecer impresionante del deporte popular y una mejora sustancial en los índices de salud y bienestar colectivo. Pero ya sabemos que, tal como ocurre con otro tipo de propósitos (más tiempo con los hijos, dejar de fumar, aprender a tocar un instrumento), el entusiasmo suele esfumarse con el retorno de las rutinas y los problemas mundanos, a partir de la tercera semana de enero.
No lo digo para desanimarte. Por lo contrario, es para que estés consciente de que debes ir con cautela, administrando energías, para que no sucumbas ante las variadas y diabólicas excusas que comenzarán a engatusarte más temprano que tarde.
Una cosa te digo por experiencia: si arrancas un programa de acondicionamiento físico y lo haces poco a poco, sin exagerar ni sobreestimar tus capacidades, lograrás pasar el punto de no retorno y convertirlo en hábito y hasta en una nueva pasión. Pero si empiezas con metas demasiado altas no vas a llegar a febrero.
Si tu partida es desde cero absoluto, es decir, si hace mucho que no trotas, las precauciones deben ser mayores, empezando por un chequeo médico. En cambio, si tienes alguna preparación previa, el camino será un poco (solo un poco) más fácil.
Pasos y zancadas
Trote multicolor. A finales de 2022, las autoridades le hicieron un cariño al sendero de trote de nuestro querido parque Los Caobos: emparejaron la pista, pusieron nuevas marcas cada cien metros (unos hitos muy ecológicos, hechos con tapas de botellas plásticas) y -el detalle más impactante- pintaron los brocales de varios colores. No sé si a otros corredores, trotadores y caminantes les pasa, pero a mí me eleva el ánimo desplazarme por esa vereda multicolor.
[Próxima entrega: Estrategias para no rendirse]
POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ • @clodoher
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jadegeas