03/10/24. A veces, cuando nos hemos empeñado en que el mundo cambie y nos hemos metido en el lodo, hemos sabido que la marcha de los pueblos es un proceso de pequeños pasos. Por momentos, luminosos, como si un eclipse de claridad les hubiese invadido, avanzan. Por otros, un movimiento de tierra devuelve las cosas atrás. En el medio, mover el mundo es el duro trabajo de la gota que cambia la piedra.
...ser Candelaria junto a Simón Díaz la hizo famosa aunque, siempre confinada a los estereotipos, de género y de raza. Pese a eso, Soraya, quien aun vive, fue abriendo con su imagen las brechas y ha dejado testimonios de lo que le tocó vivir...
Sin embargo, ese sentimiento, esas ganas de más, a veces nos nublan. Nos hace dificil de ver como nunca nada es estático y cómo poco antes algunas cosas que hoy son normales, no lo eran. De la misma manera, algunas simplificaciones nos hacen creer que, si en los años cuarenta las venezolanas comenzaron un trote a buen ritmo por sus derechos, estos le tocaron a todas el mismo día, con la misma fuerza y amplitud.
¿Ah sí? Pues no. Entre las mujeres, algunas tardaron más y tuvieron que enfrentarse a más problemas, como la clase social, el origen étnico, su condición de campesina, etcétera. Muchas de estas condiciones requieren dar dos saltos: uno en la realidad y otro, en el imaginario.
Para hablar de esto vamos a soplar en el tiempo. Lejos están las redes sociales y sus debates. Venezuela cambia la ruralidad por el petróleo, llega la radio y la televisión. Las novelas, la pelota, los carros, la promesa del progreso, todas quedan en Caracas y el biorritmo del citadino sale de esa caja de madera y botones o ruedas. Por esa época, nace en Miranda, Soraya Sanz, criada por su madre, en el hogar rural del que los hijos se van cuando están grandecitos porque toca trabajar, y, si hay suerte, estudiar.
Ella irá andando, hasta llegar a la radio. No sin que antes renunciasen las compañeras indignadas de la selección de una negra y mientras su voz, pasaba sin que se le notase el color hasta llegar a los radioescuchas. Casi todos tenemos su imagen en la cabeza porque un comercial, el de Fama de América, quedó grabado en la memoria colectiva hasta de aquellos que no habíamos nacido.
¿Cuál papel le tocó a la talentosa actriz? El de colar en la cocina, lo mismo en casi todos los espacios que ganó. Centralmente, ser Candelaria junto a Simón Díaz la hizo famosa aunque, siempre confinada a los estereotipos, de género y de raza. Pese a eso, Soraya, quien aun vive, fue abriendo con su imagen las brechas y ha dejado testimonios de lo que le tocó vivir, incluso cosas que hoy nos cuesta hasta imaginarlas.
Es dificil sospechar cuando apenas comienza que la gota podrá moldear la piedra. Es fácil sentir que todos los esfuerzos son inútiles, pero por eso es importante saber, contar, rememorar y sentir todo lo que ya ha pasado antes. La necesidad de que las pantallas reflejen mejor la diversidad de fenotipos de un país sigue siendo una meta a conquistar, pero ya hay avances atrás.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta