09/02/2023. ¿Has hablado, en medio de la plaza, de la más incómoda experiencia que te ha dado el cuerpo? ¿Del miedo después del sexo? ¿Del dolor que sabe instalarse en los huesos? ¿De la desdichada relación que llevas con tu madre que tan diferente es de aquella imagen que te bombardea desde el silabario hasta cualquier anuncio de detergente?
Desde niñas, millones de mujeres son instruidas sobre que el silencio es la mejor alternativa. Callamos porque así nos enseñan, porque la discreción es un valor femenino y nuestros sentimientos, nuestras inseguridades son habitualmente ignoradas, caricaturizadas o abiertamente puestas como un acto animal y reprochable. Somos, después de todo, en el lenguaje popular venezolano víctimas usuales de comparaciones con formas de vida primitivas, generalmente desagradables, como “cuaimas” que son serpientes ágiles y venenosas.
¿Sientes la llaga, la respiración que aumenta, las ganas de gritar, pero llevas toda tu vida entrenándote para no decir nada? Justo allí como quien sopla, como quien coloca el dedo, con todo y uña, está la increíble obra de la reciente Premio Nobel de Literatura, Annie Ernaux.
Hay una cosa bonita de Ernaux y es que la francesa se reivindica normanda y forma parte de estos escritores del presente que devuelven la certeza que es en lo más local, lo más cercano y cotidiano, donde vive lo universal. Ella, nos abre la puerta de la casa, sin adjetivos ni cortinas, nos cuenta la niña que sueña, la mujer que crece, que aborta y sobrevive, que se casa. A la que le toca sobrellevar una madre con Alzhéimer al tiempo que ella recibe un diagnóstico de cáncer de mama.
Nos deja una certeza, la vida como venga, por doméstica y ordinaria que parezca, es válida. Incluso para contar sus dolores de vientre, sus olores rancios, sus platos vacíos, su vergüenza y su llanto. Habla de la vida de nosotras, usualmente ausente de los principales estantes. Es su obra una hoja para contarnos sin perfumar, sin encajar, gritando y gimiendo, siendo.
POR ANA CRISTINA BRACHO • @anicrisbracho
ILUSTRACIÓN ASTRID ARNAUDE • @loloentinta