28/10/24. Es la autora de una extensa lista de títulos a los que les dedicó su vida. Ida se convirtió en lectora a temprana edad, y estudiaba la obra de escritores como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega o Góngora. Empezó a escribir siendo apenas una niña, y a los dieciocho años publica su primer poemario Umbral (1942), con el cual obtuvo uno de sus primeros reconocimientos: el Premio de la Asociación Cultural Interamericana (1941).
“Me alegra saber que, aun durante el sufrimiento de mi enfermedad, yo continué siendo poeta”.
Sin embargo, Ida no solo abordó las metáforas, las rimas y la palabra poética. En 1943, con apenas diecinueve años, se convirtió en la primera reportera y cronista policial en el diario El Nacional, medio que abrió sus puertas para que la joven ejerciera la profesión que desempeñaría por los siguientes cincuenta años.
En 1948, Ida pasó algún tiempo como agregada cultural del gobierno de Rómulo Gallegos, en la Unión Soviética. Regresó a Venezuela tras el golpe de Estado perpetrado contra el también escritor.
Los años transcurrieron entre vaivenes y cambios, debido a una enfermedad mental que le aquejó en 1959. Luego de superarla pudo retomar sus estudios de primaria y de bachillerato a los treinta y ocho años. A los cuarenta egresa como Licenciada en Filosofía de la Universidad Central de Venezuela en 1968.
Poesía metafísica
A cien años de su nacimiento, Ida sigue siendo recordada y celebrada desde la lectura de su palabra, que es atesorada como una herencia. Mariajosé Escobar (@marijo_escobarg), poeta venezolana y facilitadora de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, expresó que ese legado consiste en “una voz profunda, una poesía que tiene que ver con lo místico… de altura metafísica”.
La especialista en Literatura Comparada explicó que la autora de Juan sin miedo escribía de forma filosófica, “no hablaba sólo a lo sensible, sino también al pensamiento, a las grandes preguntas del ser humano: quién soy, para qué estoy aquí”, expuso Mariajosé.
En ese sentido, cataloga la poesía de la carabobeña como “profundamente intimista”. Esto, debido a que, para Ida, la escritura era un medio en el que su experiencia de vida jugaba “un papel preponderante”.
Legado
La enfermedad mental por la que atravesó la joven escritora dejó una impronta en su poesía. Así fue como nació Poemas de una psicótica (1964), un libro que refleja las vivencias de una persona que padece de este tipo de condiciones.
Si bien Ida no es la única que ha escrito sobre estos temas circunstanciales de la vida, su poesía “fue pionera en la exploración del tema de la enfermedad mental y la locura” relató Mariajosé, quien es autora de Desde el vagón. Añadió que autores como Luis Enrique Mármol, con su libro La locura del otro, y varios poetas “han centrado su experimentación en el tema de la psiquis”, no obstante, asegura que Ida fue mucho más frontal en su libro, el cual escribió durante un período de psicosis.
De esta manera, recordó una frase dicha por la escritora carabobeña: “Me alegra saber que, aun durante el sufrimiento de mi enfermedad, yo continué siendo poeta”. Lejos de sentirse abrumada por “exponerse tanto” con la construcción de unos versos que al leer permiten conectar con su creadora, Ida “generó un gran impacto en la escritura posterior en Venezuela. Luego de ese libro, ese tema volvió a ser elaborado por otros poetas venezolanos, desde diversas miradas”, destacó Escobar.
Esa conexión con Ida se debe a ese intimismo del cual se impregna su poesía, donde se entra en contacto con su propia historia, sus sentimientos y padecimientos.
Mariajosé señaló que la poesía de Ida está centrada “en una experiencia del ser que va más allá de lo visible, de lo aparente”, característica que considera como otro de sus grandes aportes a la poesía contemporánea.
Ida Gramcko dejó “a la posteridad una manera de decir el pensamiento, de concentrar en la experiencia del poema, un tipo de vivencia a la que sólo se puede acceder mediante la función poética del lenguaje”.
Leer a Ida
Nuestra entrevistada realiza un homenaje a Ida en su centenario a través del Círculo de Lectura y Creación entre Los Árboles. Una iniciativa que se lleva a cabo en el Gazebo de PDVSA La Estancia, todos los miércoles a partir de las tres de la tarde, sin costo alguno.
El taller tiene por objetivo leer a poetas del siglo XX y analizar sus obras. En esta edición del círculo de lectura también se lee a Hanni Ossott, Miyó Vestrini y Lydda Franco Farías.
“Esta poeta debe celebrarse, difundirse, pues es de las más hermosas y luchadoras de nuestra literatura… Su trascendencia radica en su obra, en unos poemas que combinan sensibilidad y pensamiento, y que son un paso adelante”, finalizó Mariajosé.
POR SARAH ESPINOZA • @sarah.spnz
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jademusaranha